El periódico se distribuye y diseña con un esqueleto de cinco columnas de ancho por doce módulos de alto. Las columnas, como en las personas, son el eje vertebral de nuestro cuerpo periodístico. Sin columnas perderíamos parte de nuestra identidad, nuestro yo mismo como tierra comprometida. Por eso es tan importante contar con columnistas honestos. Llevo las últimas semanas dedicando mucho trabajo a organizar parte de nuestro más valioso patrimonio: nuestros colaboradores del periódico La COMARCA. Cada año les envío un calendario con espacios y fechas, renovamos nombres, refrescamos ideas y emprendemos nuevos proyectos. El de 2022 está completo ya y con textos en la nevera.
Semanalmente publicamos cinco páginas de opinión, esto son unas 260 al año y más de mil artículos. Cada uno de ellos (tribunas, opinión política, independiente, contras…) contiene valiosas palabras, reflexiones, críticas, análisis, homenajes, recuerdos, aplausos, desahogos, alabanzas, reivindicaciones, rimas, anécdotas e intimidades de esas que uno jamás pensó que quedarían impresas para la hemeroteca de los tiempos.

Nuestros columnistas suman casi un centenar este año. Pertenecen a partidos políticos, instituciones, asociaciones, plataformas, entes vecinales, monarquías parlamentarias, versos libres y miembros de repúblicas independientes de su propia casa. En castellano, catalán, chapurriau y aragonés. No hay igual en todo Aragón.

Algunos vinieron por su propio pie, otros se dejaron pescar. Algunos se fueron ya, pero aún les recordamos. Todos tienen un valor en común: su compromiso indiscutible con nuestra tierra. La mayoría siente vértigo cada vez que tiene que enfrentarse al folio en blanco. Le dan vueltas, lo consultan, lo releen, y se lanzan. Otros lo disfrutan sin pudor. Afortunados. Y todos se enorgullecen de poder compartir un pequeño espacio con su Bajo Aragón y ver su firma en estas páginas de vez en cuando.

Esta cadena que empieza cada enero es un engranaje de compleja hechura, pero una vez que arranca es tan imparable como su capacidad de construir una sociedad de progreso. Y hoy, cuando algunos compañeros de otros medios me dicen que lo tienen complicado con sus columnistas, sólo puedo agradecer la firme casa que estamos levantando juntos. Y no me olvido del Correo del Lector. ¡Maravilla vecinal! Somos envidia porque todavía nos llega alguna carta a la directora escrita a mano, con matasellos de Correos. No pierdan la costumbre queridos lectores, no hay mayor ilusión ni mejor sonido que el de abrir una carta manuscrita. Entre todos, columnistas y lectores comprometidos, nuestro único fin es contribuir a mantenernos comunicados, unidos y en el camino, vértebra a vértebra, columna a columna, avanzando erguidos sin problemas de espalda. Gracias amig@s. ¡Bienvenido 2022!

Eva Defior. Sexto Sentido