Decía Albert Camus en 1947 en su libro «La Peste»: «pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas». Casi ninguna época de la historia se ha librado de su plaga. La batalla contra el coronavirus es la guerra que nos ha tocado vivir, nuestra primera guerra global.

En 1918 y 1919 la mal llamada gripe española infectó a 500 millones de personas en todo el mundo y causó entre 50 y 100 millones de muertes. Como el coronavirus, no fue tampoco España el epicentro de la pandemia, aunque se contagiaron en nuestro país 8 millones de personas y murieron 300.000.

Han pasado 100 años de aquella epidemia, el mundo en el que vivimos ha cambiado mucho, un mundo globalizado. Por muy lejano que nos parezca, nada de lo que sucede en el mundo nos es ajeno. Hace unos meses un importante empresario aragonés me decía que cada semana había representantes de su empresa en los 5 continentes.

No solo España, la humanidad se enfrenta a un conflicto excepcional, estamos en guerra, una guerra sanitaria. Luchamos contra un enemigo invisible, que avanza, que no distingue de ideologías, de razas ni clases sociales y se está llevando por delante miles de vidas humanas.
Es sin duda, la mayor crisis de nuestra generación. Una crisis cuyas consecuencias son difíciles de calibrar en todos los aspectos.

Los gobiernos están actuando según los consejos de los expertos, donde los científicos trabajan sin descanso en busca de la cura del coronavirus y los sistemas sanitarios se ven desbordados por el gran número de contagios.

Esta pandemia debería servir para que todos los grupos políticos de nuestro país se unieran para superar esta crisis y para blindar en el futuro un estado del bienestar con tres pilares básicos, la sanidad pública, la educación y unos servicios sociales universales donde nadie se quede atrás.

Esta semana, el presidente Pedro Sánchez, ha pedido el apoyo y la colaboración de todas las fuerzas políticas para combatir todos juntos, al coronavirus y para la posterior aprobación de unos presupuestos de reconstrucción social y económica una vez superemos la emergencia sanitaria.

Pero al contrario de lo que cabría esperar, la mayoría de la oposición intenta aprovechar estos gravísimos momentos para intentar sacar rédito político. Si en estos momentos no son capaces de arrimar el hombro, difícilmente lo harán cuando superemos esta crisis. Sembrar odio para rentabilizar las catástrofes no es honesto.

Son los mismos que aplicaron durante años recortes en la sanidad pública, un dramatismo que, como vemos en algunas comunidades autónomas, ahora queda al desnudo con toda su gavedad. También son los mismos que decían que la U.M.E. era un capricho faraónico y un lujo caro e innecesario.

Los ciudadanos de este país valoramos y mucho el trabajo de todos los profesionales sanitarios, de la U.M.E., de las fuerzas de orden público, de los trabajadores de residencias y de todos aquellos que aportan su trabajo y esfuerzo para sumar en la lucha conjunta, asumiendo que esta batalla la tenemos que ganar con la ayuda de todos. Sólo si mantenemos la disciplina y permanecemos todos unidos podremos vencer. Debemos seguir las recomendaciones del personal sanitario y no bajar la guardia en las semanas que nos quedan por delante.

Estamos ante una situación extraordinaria que nadie pensábamos que podría suceder. Las decisiones que tomen los gobiernos y los ciudadanos en las próximas semanas marcarán el devenir del mundo de ahora en adelante.

Necesitamos más que nunca que la Unión Europea esté a la altura de las circunstancias que atravesamos y tenga el fin solidario y social con el que se fundó. Pero todas las administraciones tenemos mucho trabajo por hacer. Los Gobiernos Central y Autonómico ya han puesto en marcha medidas de apoyo a empresas y ciudadanos pensando en el interés general. Las administraciones más cercanas a la ciudadanía como somos los Ayuntamientos estaremos a la altura y apoyaremos en la medida que podamos a nuestros autónomos y a todos aquellos que estén en peor situación económica. Nadie debe quedar atrás.

Tengo una confianza ciega en que este virus no nos vencerá y quiero pensar que cuando los momentos críticos hayan pasado, tendremos una sociedad más fuerte y solidaria.

Joaquín Noe – PSOE Ariño