Cuando escribo estas líneas es 9 de septiembre. No es necesario que les diga que es un día muy especial para Alcañiz. Hoy deberíamos estar todos en la explanada del santuario Virgen de los Pueyos con nuestros familiares y amigos. Después visitaríamos el Hogar del Santo Ángel y un pasacalles habría acompañado a la corporación municipal. Nada de esto ha sucedido. La pandemia de la COVID-19 nos ha privado de muchas cosas, de demasiadas, hasta el punto que un gran número personas ha perdido a seres muy queridos.

Pero no es el momento para la resignación y la nostalgia. Siendo conscientes de las dificultades del momento, no podemos dejar de tener esperanza en la pronta recuperación de la normalidad. Poco a poco vamos a ir volviendo a nuestras vidas de antes de la pandemia, no tengo ninguna duda. Volveremos a abrazarnos, a vernos con más proximidad y a disfrutar de la cercanía de los nuestros.

No obstante, no podemos bajar la guardia en la recta final de la crisis sanitaria. No sólo el virus sigue entre nosotros, sino que además tenemos que lograr la mayor inmunidad posible entre la población. El proceso de vacunación ha sido todo un éxito, desde luego. Pero toda precaución es poca. Por ello, siguiendo las instrucciones de las autoridades sanitarias, las fiestas patronales de Alcañiz se han suspendido. Hemos anulado muchos de los actos que habíamos programado en estos meses. Aunque desde el área de Festejos se había trabajado en una programación más amplia, la comisión decidió por unanimidad reducir notablemente el conjunto de actividades. Comparto plenamente la decisión adoptada por el área de Festejos, puesto que creo que todos los municipios debemos tomarnos muy en serio el final de la crisis sanitaria. De hecho, no entiendo que algunas poblaciones estén haciendo de las fiestas patronales un caballo de batalla política y de confrontación. A todos nos gustaría que el mundo ahora fuera muy distinto, pero la situación sanitaria nos invita a la prudencia.

Aunque la prudencia no es incompatible con la esperanza. Tengo la seguridad de que 2022 será muy distinto al año y medio que dejamos atrás. Confío en que poco a poco, conforme la presión sanitaria disminuya, se recuperen los aforos en el interior, el ocio nocturno recupere su normalidad o los actos multitudinarios sean más numerosos que en la actualidad. Todos estamos haciendo los deberes y, por lo tanto, lo esperable es que la normalidad regrese a nuestras vidas.

Por ello, en unos días tan especiales para Alcañiz, me gustaría hacer una llamada a la prudencia y a la esperanza. Disfrutemos de estos días con la mayor precaución posible. Las fiestas patronales de 2022 serán muy distintas a las actuales. Pero hasta que alcancemos el futuro, es necesario que nadie se quede por el camino. De todos los grupos sociales, me gustaría hacer un llamamiento a los más jóvenes.

Comprendo su frustración. Pero hagamos todos juntos un último esfuerzo, especialmente por sus abuelos y por sus padres, unos colectivos que por edad son más vulnerables a la COVID-19 que ellos mismos. No tengo ninguna duda que en 2022 todos nos reencontraremos en nuestra querida ermita de la Virgen de los Pueyos.

Ignacio Urquizu – Profesor de Sociología en la UCM (en excedencia), diputado del PSOE en las Cortes de Aragón y alcalde de Alcañiz (Teruel)