Arturo Aliaga anunciaba dias atrás el comienzo de las gestiones para la organización del congreso del Partido Aragonés, gestiones que es necesario hacer con más mimo que nunca pues los aragonesistas estamos ante el congreso más importante de la historia del partido. No sé si no sería necesario hacernos también un exorcismo con el ánimo de purificar el proceso, creo que no nos iría nada mal.

En primer lugar me gustaría desearle a Arturo una rápida recuperación de sus problemas de salud, que es lo primero, ánimo.

Volviendo al tema con el que he comenzado mi artículo, me gustaría mostrar mi más profunda preocupación por el futuro desarrollo del mismo, ya que en el momento en el que nos encontramos y cómo nos encontramos, es fundamental poner al frente del mismo a personas que por lo menos tengan la voluntad de aunar sensibilidades, de apostar por la renovación de ideas, de proyectos y de personas que sean capaces de crear un nuevo proyecto que ilusione a los ciudadanos aragoneses.

El retraso de dos años en la elaboración del nuevo proyecto después de un batacazo electoral como el sufrido en las últimas elecciones autonómicas, la falta de organización interna, los cambios de parecer en banderas como la custodia compartida y en general la falta de doctrina tanto de cara al exterior como de cara a las bases, hacen necesario que haya una profunda reflexión y una refundación de un proyecto político que ha de volver a ser atractivo para los aragoneses.

Tanto en la voluntad de sumar como en la capacidad de organizar el partido, todos sabemos que antecedentes tiene cada uno, en este caso, en mi opinión, vale más malo por conocer.

Formar parte de un gobierno cuando te presentas a unas elecciones es el objetivo principal, nadie lo puede dudar, pero convencer a los votantes de que debesa seguir estando se consigue gobernando de acuerdo con los principios que predicas, haciendo valer tu peso específico para demostrar la importancia de tus politicas para la sociedad aragonesa y sobre todo, sabiendo trasmitirlo a la sociedad. Sin principios, sin doctrina y sin organización pasaremos de ser un partido político, a ser un grupo de amigos.

Tendremos que ser valientes para abandonar lo que nos ha traido hasta aquí y emprender rutas desconocidas que garaticen el futuro, no el de unas siglas, sino el de un sentimiento de amor, respeto y defensa de esta tierra.

Antonio Pérez – PAR Alcorisa