Si el departamento de Educación cumple con lo comprometido el inicio del curso escolar en el medio rural aragonés va a poder experimentar importantes excepciones que permitirán que la «nueva normalidad» educativa afecte lo mínimo posible a sus alumnos. La baja densidad de estudiantes en muchos centros es motivo suficiente para que las medidas restrictivas de cara a la vuelta al cole sean diferentes en los pueblos y además garantiza un modelo educativo que supone para muchos habitantes una de las principales ventajas de vivir en un pueblo pequeño: calidad educativa con una importante atención individualizada. Así se cumple al fin una reivindicación constante por parte del entorno rural, que ve cómo van a poder mantener la presencialidad en centros de secundaria de menor tamaño (como Maella, Andorra, Alcorsia, Valerrobres o Calanda) así como permitir el inicio de todos los niños a la vez en los Centros Rurales Agrupados (CRAs). Asimismo, desde el día 7 comenzarán los comedores escolares desde primero de infantil. La gestión de cercanía en comarcas como el Matarraña ha permitido adelantar el curso a hoy en las escuelas infantiles de 0 a 3 años. Se trata de una de las pocas comarcas que se ocupa de las guarderías en los pueblos de su competencia de manera centralizada. Este modelo ha permitido mantener a flote un servicio básico con muy buenos resultados y que además desde hace semanas ha despejado la incertidumbre de numerosas familias de los pueblos matarrañenses, donde incluso lugares como La Fresneda estrenan escuela infantil hoy. La descentralización de esta competencia ha hecho posible actuar con rapidez y ofrecer soluciones de forma ejemplar, igual que ha sucedido también con otras escuelas infantiles municipales con la labor de cercanía relizada por los ayuntamientos.

A falta de ver cómo se gestionan las entradas y salidas de los centros más masificados, como por ejemplo el IES Bajo Aragón de Alcañiz, en apenas una semana se han desbloqueado muchas dudas que han permitido tranquilizar a los padres y alumnos. Ahora, el reto estará en saber gestionar sobre todo qué sucede puertas afuera de los centros, sobre todo los de secundaria, donde el tráfico de jóvenes será muy importante en las calles. Para ello urge la coordinación de Ampas, consistorios, fuerzas de seguridad y directivas de los centros educativos.

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