Hemos conocido que en el transcurso de una semana se ha producido el asesinato de seis mujeres, también un niño, a manos de sus maridos o exmaridos, parejas o exparejas. Estos hechos están llenos de cobardía y conculcan el principio ético básico de no hacer a los demás lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros. Además no respetan la libertad que debe presidir todas las relaciones humanas.
Estos hechos son muy graves e intolerables y nos muestran la necesidad de una reacción social para acabar con esta lacra. Evidencian la existencia de una enfermedad en el cuerpo social que se debe erradicar. No sirve sólo la acción de las administraciones públicas, la sociedad debe dar un paso al frente para crear las defensas que acaben con ella.

Desde 2.003 han muerto asesinadas 1.050 mujeres, a veces también sus hijos, muchas muertes más que las ocasionadas por ETA desde la llegada de la democracia. Por ello urge esa reacción social que, a mi juicio, debería producirse en tres frentes: el preventivo: las administraciones públicas deberían usar los métodos más eficaces empleados en otros países para detectar a las mujeres que sufren violencia de género y apartarlas de sus parejas maltratadoras; el educativo: hay que educar a las/los jóvenes, tanto en las familias como en colegios e institutos, para unas relaciones afectivo-sexuales positivas; el social: se debe seguir creando conciencia sobre la necesidad de luchar contra este mal en los medios de comunicación, en el mundo de la cultura y fomentando el movimiento asociativo que persigue mejorar las relaciones humanas.

A los/as dirigentes de VOX: Revisen la calificación que hacen de estos hechos. No son, como ustedes dicen, violencia doméstica o, más genéricamente, asesinatos. Son violencia de género, perpetrada por hombres con carácter muy agresivo y mentalidad machista. Es exigible a los partidos políticos dirigirse a la ciudadanía con precisión y claridad. Ustedes no lo hacen.

La sociedad humana está en deuda con las mujeres que casi siempre han sufrido los rigores del patriarcado. Ahora es el momento de apoyar sus anhelos de libertad e igualdad. Los hombres debemos ayudar a que se cumplan. Debemos considerar además que si las mujeres no ocupan los puestos que les corresponden por estar más formadas la sociedad resulta perjudicada.

Martin Gray dijo: «Amor no es dañar al otro, dominarlo, sino acompañarlo en su camino y ayudarlo (…) aceptarlo tal como es y alegrarse por la felicidad que logre». Hagamos que estas sabias palabras presidan nuestras relaciones de pareja y familiares.

Pablo Jorge Pinazo. Teruel