Los brotes de contagios y la transmisión comunitaria del covid es verdaderamente preocupante. Pese a que los ingresos en los hospitales sigan controlados, todavía queda un largo proceso de vacunación y los protocolos del Gobierno de Aragón siguen siendo muy estrictos respecto a la incidencia acumulada de los casos. Es la única manera hasta ahora de controlar la expansión del virus. Es inadmisible que un botellón ilegal en Maella al que acudieron numerosos jóvenes de varios municipios haya causado un brote que ha acumulado la incidencia hasta los 1.029 casos por cien mil habitantes. Estamos padeciendo cifras que no se registraban desde el invierno, y en muchos casos no se alcanzaron estos límites. La situación ya era grave a nivel autonómico cuando se produjo este botellón. A la irresponsabilidad de muchos jóvenes, se une la sensación de seguridad que están aportando las vacunas entre las familias. Sin embargo, y lo estamos viendo en comunidades vecinas como Cataluña, el descontrol y la desobediencia sólo conducirán a medidas restrictivas que sigan dañando de forma gravísima nuestra economía y nuestra movilidad. Tras más de un año duro, toda la población tiene ganas de compartir momentos de diversión con sus amigos y seres queridos. Sin embargo, conocemos cuáles son las medidas a seguir y en esa combinación no entran las fiestas masivas ilegales en las que median el alcohol y otras sustancias. Los pueblos se encuentran en una situación de total desprotección porque no cuentan con efectivos policiales de control de este tipo de fiestas los fines de semana. Sólo Alcañiz, Caspe y Andorra disponen de policías locales que realizan turnos en fin de semana, a veces ni pueden cubrir los horarios. La Guardia Civil se ocupa del resto de todo el territorio, apoyando donde puede, con efectivos también muy mermados que no pueden abarcar tan amplia extensión de municipios. Así, las restricciones y los llamamientos a la responsabilidad son el único arma de alcaldes y centros de salud, que ven cómo se saltan los confinamientos y los contagiados no declaran a todos sus contactos. Hay que poner freno entre todos cuanto antes a esto, si no queremos medidas mayores. Habíamos alcanzado una situación de relativa normalidad, el verano se prevé con agendas de eventos en muchos municipios que han sustituido sus fiestas por iniciativas creativas de ocio… Seamos responsables para no perderlo. A la administración cabe pedirle más claridad y una nueva gestión de los protocolos acorde al avance de las vacunas y el control de la calidad el aire.

Editorial.