Me llama poderosísimamente la atención el tema del poliamor o poliacuerdo en el gobierno de Aragón. Es casi increíble, cómo se ponen de acuerdo a la hora de gobernar, que me recuerda cuando en tiempos pasados los gerentes de los negocios, se juntaban justamente antes del comienzo de las campañas, donde con una reunión pactaban de forma oficiosa y nunca oficial los futuros precios del fruto.

Algo parecido ha pasado aquí, donde con una reunión algunos de forma unilateral han pactado los designios de la legislatura, no sin el previo acuerdo de las cúpulas de las respectivas consejerías, y con el sobrecoste del entendimiento.

Aquí siempre paga el mismo, el aragonés de a pie que, ante los caprichos de los pactos asume lo que la ronda cuesta.

Una ronda que, comparando, es el presupuesto aproximado de la comarca del Bajo Aragón para un año donde se presta el servicio a una población de unos casi treinta mil habitantes.
Todo esto hace que pensar lo simple que para algunos es gobernar.

En estos tiempos donde ya no queda sitio para los agujeros del cinturón, algunos suplementan los gastos de personal y una pseudo agencia de colocación de ciertos amigos, y con sorpresas independentistas incluidas.

Presiento que van a ser cuatro años moviditos, cuatro años y espero equivocarme por el bien de todos nosotros donde la estabilidad se va a sustentar con alfileres, y los neo-acuerdos entre los partidos antagónicos serán el pan o las tortas de cada día. Eso sí, con una aumento considerable del presupuesto en sueldos y prebendas para intentar contentar a todos los amigotes como nunca se había visto en el gobierno de Aragón.

Que Dios reparta suerte.

José Miguel Celma – PP (Torrecilla de Alcañiz)