Ante las próximas elecciones, veo en nuestros pueblos del Bajo Aragón Histórico muchas personas con las ideas partidas en varios partidos, cosa que me alegra porque demuestra un amor a su pueblo, una generosidad cívica y un deseo manifiesto de que su localidad prospere en todos los sentidos. A las personas que se presentan en cualquiera de las formaciones políticas, estoy seguro de que les mueve más su actual responsabilidad que su futura celebridad.
Es de agradecer por los vecinos que haya personas dispuestas a trabajar por lo común. Bienvenidos los candidatos, con la mejor voluntad y con la necesaria paridad, sin discriminación de género. Seguramente no podrán convertir en realidad todos los sueños que ahora tienen, pero habrán demostrado educación cívica. Seguramente ya saben que nadie se lo agradecerá y que se verán más los errores que los aciertos, por eso doblemente gracias. Hay mucho tajo. Y por favor candidatos, mirad lejos, pensad en lo global, aunque estéis en lo local. Me diréis, ¡Qué fácil es decirlo! Pero dicho está.
Para esta ocasión electoral se van a imponer las cremalleras. Ya sabéis que las cremalleras son dispositivos dentados utilizados preferentemente en prendas de vestir que, curiosamente, siempre se atrancan en los momentos más cruciales. A pesar de ello, es un gran invento de principios del siglo XX que siempre me ha admirado por su precisión en unir huequecitos con unos ganchitos al desplazar un cursor triangular.
Con su penetración mutua convierten dos bandas de tela en una sola pieza. Parece que la cremallera la inventó un sueco emigrado a Canadá, pero ahora la aprovechan nuestros ilustres legisladores para decir que las listas electorales, formadas por señoras y señores, deben ir confeccionadas en modo cremallera. O sea, con los nombres, uno encima de la otra o viceversa. Creen, y yo también, que así con la presencia equilibrada de géneros, se construirá un futuro mejor. Pero, como siempre el exceso no es bueno y la rigidez del proceso menos. La NASA, en USA, desarrolla muy buenas cremalleras que al cerrarlas aguantan perfectamente la presión en los trajes espaciales que van al espacio. Nuestras «cremalleras electorales» no creo que eviten presiones, más bien las crearán al confeccionarlas. Es lo que tiene eso de imponer por decreto ley.
Miguel Caballú. Cartas a Abel