Alcañiz fue el lugar elegido para celebrar el domingo la gala de los Premios de la Música Aragonesa. La edición número 22 de la cita de Aragón Musical puso rumbo a Pui Pinos, un anfiteatro natural que dio ese merecido abrazo a artistas y técnicos que tan crudo lo han pasado en un año en el que han hecho lo posible por seguir haciéndonos la vida más llevadera a los demás. De hecho, una de las categorías que se introdujeron este año fue el de mejor directo en confinamiento. El sector volvió a reunirse en un encuentro ansiado entre colegas del gremio y también entre el público porque esta gala trajo música en directo durante la misma y además, en los días previos de la mano de artistas nacionales y locales.

El de la Cultura, uno de los sectores más vapuleados por esta crisis, no ha dudado en poner en práctica el concepto de la descentralización, eso tan solicitado a la Administración desde el Aragón rural como uno de los frenos a la despoblación. La Cultura lo ha entendido y los eventos más importantes que se celebran anualmente en Aragón dejan la capital zaragozana para salir hasta la provincia de Teruel y más concretamente hasta nuestro Bajo Aragón histórico. El nombre de Alcañiz sonó y resonó el domingo y también en los meses previos asociado a los Premios de la Música Aragonesa. El año pasado, en los momentos más duros de la pandemia, salieron a Huesca y esta vez, tocó Pui Pinos. Toma el relevo Andorra, cuyo nombre suena y seguirá sonando esta semana y días posteriores como sede de los Premios Simón del Cine Aragonés. Se entregarán el sábado en una gala que por primera vez sale de Zaragoza.

La pandemia y el cambio de hábitos sociales parece que ha supuesto un punto de inflexión también en el sentido de la logística y no sólo es que se viva bien en el medio rural. Es que en el medio rural también hay artistas que viven de su arte o al menos lo intentan, así como personal técnico o empresas y salas de eventos. Cientos de familias que viven de que los eventos se muevan. La organización de estas galas es el ejemplo de que se puede, de que descentralizar y vertebrar a través de propuestas culturales es posible además de necesario. Para que eso siga siendo posible, las instituciones como los ayuntamientos y diputaciones de Teruel y Aragón -como está siendo en estos casos- deben seguir liderando este apoyo y tratar a la Cultura como lo que es: una gran industria.

Editorial