La realidad diaria del medio rural podría mejorarse con muy poco dinero y mucha voluntad. Son vitales las inversiones en servicios e infraestructuras, por supuesto, pero mucho más necesario es poner voz a problemas que se podrían resolver sencillamente con voluntad de todos. Fórnoles vuelve a ser de manera vergonzante una clara prueba de ello. Ha estado de nuevo sufriendo un apagón de telefonía de 12 días. La falta de teléfono fijo imposibilita la labor diaria del ayuntamiento y de los escasos vecinos del municipio. Pero más allá del obstáculo que esto suponga, salvable siempre con la buena voluntad vecinal, lo irritante es que se trata de la enésima vez que se produce este problema sin que se facilite ni solución ni respuesta alguna.

Vivir en el medio rural es una opción vital para muchos de los que consideramos que la calidad de vida que nos ofrecen los pueblos es mucho mayor que la de una gran ciudad. Esas virtudes deben ser puestas en valor por encima de todo para desestigmatizar la realidad de los pueblos, sin embargo, eso no ha de ser óbice para que la reivindicación siga presente. Las urnas dejaron claro el domingo que existe un importantísimo malestar ciudadano hacia los compromisos incumplidos, que van mucho más allá de las infraestructuras. Lograr que la vertebración territorial y los temas que trascienden a las grandes capitales copen la agenda mediática y política es fundamental. Más de la mitad de nuestro país pertenece a esa España interior que pide políticas transversales que pongan fin a determinados agravios para una ciudadanía que debe contar con los mismos derechos que obligaciones. El enorme reto ahora de la agrupación de electores Teruel Existe será saber trasladar ese mensaje de manera rigurosa, siguiendo su hoja de ruta pero haciéndola crecer hacia una realidad de la España vaciada que trasciende de forma importante nuestra provincia, líder sin duda de una causa que ha sabido unirse de forma muy importante durante este último año a nivel nacional. La sensibilidad despertada, logrando que la despoblación ocupe una de las ocho primeras prioridades del preacuerdo de gobierno, debe mantenerse tanto en el Congreso como en el Senado, la verdadera cámara que debería tener voz territorial. El éxito logrado por esta agrupación de electores no tiene precedente histórico en nuestra democracia. La expectativa social está muy alta, al igual que la crítica desde muchos frentes liderados por analistas y políticos que anticipan problemas que todavía no se han producido y que probablemente no sucedan. Saber ejercer un papel constructivo y serio huyendo del populismo, el frentismo o el bloqueo será toda una labor ejemplarizante.

Editorial