Nunca había presenciado en dos políticos una obsesión tan desmesurada por llegar al poder que los llevara a olvidar que, una vez granjeada su finalidad, debían de gobernar España. La obsesión es un estado mental que impide a las personas centrarse en cualquier otro asunto ajeno a su obsesión. Y en estos momentos, este es el principal problema de nuestro país, están al frente del Gobierno de España dos personas cuyas decisiones que de una manera u otra afectan a 47 millones de españoles, dos personas que han estado obsesionadas en como llegar al poder y como mantenerse, una obsesión que les impide centrarse en gobernar, una obsesión que les crea ansiedad y no les permite pensar ni un solo minuto en cómo lograr un país más próspero, en cómo potenciar nuestro desarrollo socio-económico o en cómo seguir creando empleo, en cómo reducir la pobreza o en cómo alcanzar una sociedad más justa e igualitaria, una obsesión que les tortura y no les permite malgastar tiempo en cómo solucionar los problemas que veníamos arrastrando del pasado ni en cómo afrontar los problemas que han ido surgiendo a lo largo de este año de desgobierno. Porque la única preocupación de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias era llegar al poder viendo así cumplida la obsesión que no les dejaba conciliar sus sueños. Ahora ellos ya pueden descansar, su codiciada misión ha sido cumplida, para Pedro no ha sido un camino de rosas, a Pablo le ha bastado con esperar a Pedro, y mientras Pedro y Pablo se daban el anhelado abrazo que unía por primera vez en nuestro país al socialismo y al comunismo, la mayoría de los españoles ven con resignación las consecuencias de tener a Pedro en el Palacio Moncloa y otros pocos disfrutan de la experiencia de tener a Pablo de vecino de Pedro. Pedro y Pablo están al frente del Gobierno de España, y aunque ellos no lo saben, su obsesión por el poder les ha convertido en dos seres inanes para dirigir el rumbo de este país. Sin darnos cuenta, han conseguido que desaparezca del debate político asuntos sobre como legislar para mejorar la seguridad jurídica de los españoles, cómo mejorar nuestro desarrollo socio-económico, que políticas se van a aplicar para mejorar la calidad del empleo o para reducir el paro, ha desaparecido del debate político cómo se va a mejorar la educación de nuestros hijos, el cómo mejorar nuestro sistema sanitario o nuestros servicios sociales. Ha desaparecido del debate político cómo ayudar a nuestros agricultores a conseguir mejores precios en sus productos o cómo va a negociar España la nueva Política Agraria Común que tendrá vigencia del 2021 al 2027. Ha desaparecido del debate político cómo convertir nuestras empresas en las más competitivas o que políticas se va a aplicar el Gobierno de España para mejorar las exportaciones. Ha desaparecido del debate político cuáles van a ser las infraestructuras que necesita nuestro territorio para mejorar las comunicaciones. Ha desaparecido cómo el Gobierno de España piensa alcanzar una verdadera transformación digital de nuestra sociedad llevando las telecomunicaciones, cómo la fibra óptica, a todos los puntos de España, incluida la provincia de Teruel y lo mas grave de todo, estamos ante un Gobierno de España que no tiene ni la más mínima idea de cómo nos va sacar de esta crisis sanitaria, social, económica y laboral que estamos sufriendo en estos momentos. Ahora el debate político que interesa a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es el de abrir cicatrices del pasado, el feminismo, el rey emérito, cómo acabar con la monarquía o la iglesia, y todo ello sin dejar de lado, el cómo controlar la justicia o la educación bajo las premisas de las políticas social-comunistas que derivan del anhelado abrazo de Pedro y Pablo. Políticas que tienen un único objetivo, la crispación y el enfrentamiento entre españoles. Es por ello, que un gobierno obsesionado con el poder, está incapacitado para gobernar. Pedro y Pablo, que siguen atormentados por su obsesión, tampoco han querido rodearse de personas preparadas, con capacidad para dirigir el rumbo de un país y que sin ninguna duda hubiera camuflado la incapacidad que les ha provocado su obsesión. Un gobierno que no se sonroja al mostrar diariamente una auténtica carencia de compromiso y eficacia para dirigir este país, una ineptitud que por desgracia ha salido a la luz con la llegada de una pandemia, una pandemia que todos deseamos que pase lo entes posible, pero que quizá no nos deje ver que lo peor que, junto a Pedro y Pablo, está por llegar.

Juan Carlos Gracia Suso – Diputado del PP en las Cortes de Aragón