He visto a investigadores ambientales con sus prismáticos, cámaras nocturnas y artículos para tomar muestras escondidos entre las zarzas de nuestro territorio. Cada vez son más y no pasan desapercibidos. Unos dicen que vienen a investigar las nuevas especies de libélulas, otros aseguran ser analistas de unas pinturas rupestres descubiertas hace dos años y de las que nadie se acuerda ya. Muchos están interesados en las aves, especialmente en el quebrantahuesos cuya introducción se ha paralizado en el Maestrazgo al ser incompatible con los parques industriales de aerogeneradores. Sin embargo, los más novedosos y abundantes son los herederos de Félix Rodríguez de la Fuente, icono en la defensa de la fauna ibérica, especialmente del lobo, en nuestro país.

Debe tener algo de alquimia el agua de esta tierra para permitir hechos tan extraordinarios como los que estamos viviendo. Una nueva especie ibérica con el cruce de dos razas hasta ahora lejanas se ha engendrado en Alcañiz. No piensen que me refiero a lo que ha sucedido con Aragoneses, Cs y el PP, a lo que surja de Sumar, o a otras alianzas impensables que veremos próximamente, sino a lo que se oculta con astucia entre el bosque más desconocido de la capital bajoaragonesa, cuyo término municipal es uno de los más grandes de España. Una loba que pasaba por aquí hace más de dos años en su periplo de supervivencia por el Sistema Ibérico decidió quedarse al abrigo de un lugar cuya historia está ligada a esta especie desde hace siglos. En el Castillo Calatravo las pinturas del siglo XIV ya representaban la presencia del lobo. Alimentándose de conejos, corzos, jabalíes y otros animales de caza, sobrevivió oculta sin ser detectada apenas y creyendo los Agentes de Protección de la Naturaleza que no seguía entre nosotros. Atrajo a otros lobos, al menos dos, no ibéricos sino itálicos, más agresivos y depredadores, que levantaron la alarma tras varios ataques al ganado. Los asaltos se detuvieron tras el atropello de uno de ellos en la N-232. El cruce entre la loba ibérica y el lobo itálico que sobrevivió podría ser inédito en la historia de la fauna española reciente. Si realmente se produce aquí y la loba tendrá una camada de extraordinario valor biológico.

He visto defensores de la tierra con sus prismáticos y teléfonos móviles fotografiando los campos. Son agricultores y ganaderos, cazadores que mantienen el equilibrio trófico y el desarrollo sostenible de nuestros campos, con miles de hectáreas cultivadas. Les he visto preocupados y planteando soluciones. Ellos también son una super-raza. La nueva manada con lobeznos preocupa por los daños que pueda causar al ganado. Debería nuestra administración dejar de mirar para otro lado y plantear soluciones de control y protección serias. Esto es lo único que no hemos visto todavía en nuestros montes. Habrá que esperar porque de colmillos, especies depredadoras y salvajes ataques ya tienen lo suyo estos días.

Eva Defior. Sexto Sentido