Las obras en el castillo de Valderrobres están ofreciendo una información que ayudará a comprender y a datar sus fases constructivas. Además servirán para su preservación futura. Hemos descubierto elementos que permanecían escondidos o lejos de nuestra vista, tales como clavos, restos cerámicos y maderos, que facilitarán la datación científica de las fases constructivas, utilizando las técnicas del Carbono 14 y de la termoluminiscencia que, confrontadas con las fuentes históricas y el estudio estilístico, permitirán establecer las etapas constructivas. Ya podemos afirmar que en Valderrobres ha habido al menos dos castillos, uno pequeño de mediados del siglo XIII, de carácter defensivo, y otro de índole palaciega, que fue construido en tres fases y que engulló al primitivo castillo-fortaleza.

Las marcas de cantero, la heráldica, el estilo, la documentación histórica y el análisis científico, están permitiendo la definición exacta de cada fase y de cada espacio. Así pues, el cambio radical en las marcas de cantero permite distinguir la fase de principios del siglo XIV (bruscamente abortada) de la gran etapa constructiva de García Fernández de Heredia, que también fue interrumpida tras su asesinato y que provocó que el castillo y la iglesia se acabaran de construir de manera prematura, sin respetar el proyecto previsto.

Las obras también han permitido identificar las marcas de cantero de los dos picapedreros más aventajadas, que capitanearon las obras ligadas a Don García. Distinguiéndose con bastante claridad el estilo de uno y de otro, lo que facilita la asignación de los elementos ornamentales del monumento.

Así mismo han salido a la luz graves problemas y que podrían haber ocasionado el derrumbe de las partes no cubiertas. Se han detectado abultamientos de los muros en la zona norte, donde se acumulaba toda el agua de las antiguas despensas, generando grandes oquedades bajo el suelo. Además el primitivo muro del lado Sur presenta grandes grietas debido a la presión del agua que se acumulaba en torno a la roca emergente y que no encontraba otra salida que la filtración y el arrastre de la tierra. Las nuevas cubiertas y la conducción de aguas acabarán con el problema.

Manuel Siurana