Operar en Bolsa y sentarte en una mesa de Poker, son dos maneras de usar los ahorros totalmente diferentes, pero estas dos modalidades, comparten comportamientos del «inversor» casi idénticos y que se repiten una y otra vez.

Y es que uno de los estados por el que atraviesa cualquier jugador de Poker o de otros juegos en las que interviene el dinero, es ese en el que se pierden los nervios después de una mala jugada o una mala racha. Cuando un jugador entra en este estado, reacciona y toma decisiones inapropiadas y fuera de su sistema de actuación, fruto de la ansiedad, la frustración y la impaciencia, por querer recuperar al instante el dinero perdido.

Este mismo sentimiento aparece también cuando se opera en Bolsa. A pesar de que este tipo de operaciones deberían de tomarse de otra manera, ya que aquí, sí que existe el largo plazo, hay gente que sigue queriendo recuperar perdidas puntuales en la siguiente inversión asimiento riesgos innecesarios. Esa misma ansiedad que aparece cuando se encarrilan varias operaciones negativas, con su correspondiente pérdida. Este sentimiento, es uno de los primeros enemigos con los que tiene que luchar cualquier inversor, y además esta lucha, es una de las más más importantes a las que se debe de enfrentar, pues a lo largo de los años, las malas rachas aparecerán continuamente.

Después de una sesión en la que se ha perdido una cantidad importante de dinero, lo habitual es que el inversor entre en un estado de impaciencia por querer recuperar ese dinero lo antes posible, olvidándose del largo plazo. Esto lleva en muchas ocasiones a entrar en el mercado de inmediato, con operaciones fruto de la improvisación, que casi con toda seguridad, están avocadas al fracaso.

Para evitar este tipo de malas prácticas es muy importante la calma, la paciencia y sobre todo la disciplina. Uno de los secretos para evitar este tipo de situaciones, es operar bajo una «plan» o un sistema que nos marque tanto las entradas como las salidas. Tener un plan, evita operar por sentimientos y debe de parar automáticamente la ansiedad de estar dentro del mercado por pura improvisación.

Trabajar en tener un método propio que se ajuste a nuestro perfil, es un esfuerzo que a largo plazo, además de aumentar nuestros beneficios, nos facilitará el controlar nuestras emociones hasta el punto de permanecer impasibles después de una mala sesión. Y sobre todo, conseguiremos ser más felices separando nuestras operaciones de nuestra vida cotidiana.

Raúl Cirugeda Conejos. La Bolsa / Espacio de Caja Rural de Teruel