Debe invitarnos seriamente a la reflexión el hecho de que sea un holding de capital extranjero el que tenga que desembarcar en nuestra tierra para poner en valor la alta calidad de un recurso endógeno que tenemos olvidado y cuya enorme cantera da para tres siglos de extracción: el alabastro. La empresa Toro Gips, en la que invierte capital de varios países y cuyo gerente es de nacionalidad turca, va a empezar a trabajar el mes que viene en un proyecto apasionante con una enorme capacidad de crecimiento. Invertirán 12 millones de euros para tratar el yeso en sus diferentes estados químicos, produciéndolo de manera masiva para polímeros, usos industriales, farmacéuticos o incluso vinculados a la alimentación. La calidad del yeso de Albalate del Arzobispo es de una pureza y calidad excepcional, el mejor de toda Europa, lo que permite que se pueda competir desde esta pequeña localidad pese a los hándicaps logísticos que pudiesen existir. La gran variedad de usos del sulfato de calcio que se extraerá a raíz del alabastro obtenido en las canteras es enorme, aunque la empresa trabaja en una primera fase humilde y no quiere generar falsas expectativas. Extraerán anualmente unas 30.000 toneladas de yeso, pero el máximo podría alcanzar las 300.000. Al margen de los 30 empleos directos que se crearán, muchos de ellos ya en marcha en el equipo que está impulsando la empresa, cabe destacar los indirectos vinculados a la empresa extractora Yesal. Esta empresa albalatina prevé además del trabajo para Toro Gips, poner en valor el alabastro para uso ornamental y venderlo en nuestro propio territorio, donde todavía no tiene apenas difusión. Paralelamente, en la localidad de Albalate se está realizando una profunda labor de difusión sobre la importancia de este mineral a través del Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro CIDA, en el que destacan becas artísticas, el simposio que se celebra cada dos años, y otras iniciativas. Además, Albalate forma parte junto a La Puebla de Híjar de la iniciativa de cooperación «Proyecto Alabastro» que financia el grupo leader Adibama e implica a empresas extractoras de la zona. Trabajan en las vertientes académica, artística e industrial de este material para ponerlo en valor. Todo un empuje endógeno de desarrollo muy necesario que se sitúa en el foco de la reconversión de la minería del carbón en la zona y que podría sostener numerosos empleos a corto plazo.