Hace tan solo unos días nuestro candidato de CHA a las elecciones a Cortes de Aragón por la circunscripción electoral de Teruel, José Manuel Salvador, manifestaba en un comunicado de prensa su malestar ante el complejo escenario se nos avecina a las cuencas mineras, tras el anuncio de la convocatoria de elecciones generales.

Y es que, si la falta de concreción, en cuanto a partidas económicas y proyectos fue la tónica de la visita de la Ministra Rivera en Andorra, más de lo mismo fueron las explicaciones que dio, el propio Presidente de Gobierno Sánchez, en su visita a Zaragoza a principios de mes en un acto de su partido.

Si nos faltaba poca incertidumbre, hay que sumar la reciente presentación a bombo y platillo, de la Estrategia de Transición Justa por parte del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, flanqueado por cuatro ministros: la ministra de Hacienda, la ministra para la Transición Ecológica, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, y la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social.

Un anuncio en el que, el presidente aseguró que este proceso moverá más de 200.000 millones de euros de inversión y «creará 300.000 empleos en España hasta el año 2030», especialmente en el sector servicios, industria, construcción,…

Estas oportunidades de negocios y empleo que nos anuncian, no sólo van a venir de la mano de la descarbonización del sector eléctrico, o la eliminación de las centrales nucleares, además plantea una transición a 0 emisiones en sector de la movilidad para el año 2050. Todo esto nuevamente sin ninguna concreción ni garantía de poderse llevar a efecto tras las elecciones generales que tenemos a la vuelta de la esquina.

Un anuncio que no convence a los partidos políticos y mucho menos a los territorios que ven en este anuncio, a una petición de paz para las cuencas mineras, en el periodo electoral, motivado por esta inestabilidad política del momento, un plan que tenía que haber venido mucho antes, con una estrategia concisa y con un planteamiento de inversiones de esos sectores emergentes, definiendo claramente los lugares a implantarse, y que garantizase que, en un momento dado, un giro de gobierno no modifique la hoja de ruta marcada.