Solo han pasado dieciséis días de febrero y muchos de nuestros empresarios ya están pensando cómo van a pagar las próximas facturas de marzo de sus establecimientos turísticos. La luz, el agua y el gas, que aunque estén cerrados y no haya consumo, no perdonan. Impuestos, como el que graba los bienes inmuebles, que muchos ayuntamientos de España han bonificado pero que algunos de nuestros consistorios se niegan rotundamente a rebajar. Otros, como gestorías y mantenimiento de servicios (ascensores, por ejemplo), se suman también a estos gastos fijos. Por no olvidarnos de la tasa de recogida de basuras, que se abona cada seis meses, y de los préstamos, que muchos de nuestros empresarios suscribieron en su día para incrementar la calidad de sus establecimientos. Y no menos importantes son los pagos a la Seguridad Social de cada uno de nuestros trabajadores, incluso de los que se encuentran en ERTE tenemos que abonar una parte. Menos mal que algunas empresas, como muchas aseguradoras, han bajado sustancialmente la prima de seguro como muestra de compromiso con nuestras empresas.

Para que se hagan una idea. Un pequeño hotel bajoaragonés está soportando, de media, unos gastos fijos que rondan los 10.000 € mensuales en estos meses de actividad limitada. Por el contrario, la facturación de nuestros empresarios turísticos descendió entre un 48,2 y un 100 % los días comprendidos entre el 15 y el 25 de enero, fecha en la que se hizo un informe que establecía una comparativa con los mismos días de 2020. Sin clientes y sin la posibilidad de atraerlos a corto plazo, comprenderán que la situación es realmente insostenible.

Muchos de nuestros socios están destinando sus ahorros familiares a hacer frente a estos gastos fijos que les ahogan mes a mes. Algunos compañeros han puesto fecha de cierre si la situación no revierte en los próximos tres meses y otros, desgraciadamente, ya han bajado la persiana con los ánimos por los suelos.

Cerrar una empresa siempre es un drama. Supone el fin de un sueño, la vista atrás a las horas y horas que se invierten en estos proyectos tan personales y la incertidumbre económica a la que hay que hacer frente sin tu fuente de ingresos habitual. En nuestros pueblos supone, además, una dificultad añadida. No es solo una empresa que cierra. Es, también, una empresa que deja de comprar pan en la panadería para las comidas y cenas de sus clientes, una empresa que ya no necesita los servicios de un fontanero que mantiene las instalaciones de su establecimiento periódicamente. Son empresarios que dejan de pagar sus impuestos a las arcas municipales, son empresarios cuyos hijos dejan de ir a los colegios de nuestras zonas rurales tan desfavorecidas. Es, en definitiva, el efecto dominó del que hacíamos referencia en el titular.

Ante este panorama, las asociaciones de empresarios turísticos del Matarraña, del Maestrazgo y del Bajo Aragón nos hemos unido para dar visibilidad a la problemática que están sufriendo nuestros socios, principalmente, los propietarios y gerentes hoteleros. Desde el 18 de enero nos hemos reunido con el Consejero de Turismo de la Diputación Provincial de Teruel, con la Directora General de Turismo del Gobierno de Aragón y con el Presidente y el Consejero de Turismo de la Comarca del Bajo Aragón. Nos han escuchado, se han mostrado muy preocupados por la situación que atravesamos y nos han manifestado su apoyo. Tenemos muchas expectativas puestas en estos encuentros, esperamos que desencadenen actuaciones concretas porque nuestros empresarios necesitan una solución urgente.

Somos sensibles a la situación sanitaria que estamos atravesando y sabemos que la aplicación de las medidas para paliarla no es tarea fácil. Pero en el caso que nos atañe, nosotros lo tenemos claro. Apelamos al principio de solidaridad. Si nuestros gobiernos nos piden esfuerzos para poder hacer frente a esta pandemia y eso supone no poder tener actividad en nuestros negocios, las administraciones deberían comprometerse para ayudarnos a sostenernos. Tanto en Italia como en Francia se han llevado a cabo exoneraciones fiscales para los sectores más afectados por la crisis, mientras que en Reino Unido, por ejemplo, la hostelería ha visto rebajado su IVA del 20 al 5 %. ¿Y en España, qué ocurre en nuestro país?

Los Empresarios Turísticos del Bajo Aragón creemos que todavía estamos a tiempo de parar este efecto dominó pero necesitamos el compromiso real de todas nuestras instituciones, el compromiso de trabajar de forma aunada y coordinada para que no se queden más empresarios en el camino.

Nieves Ballestero – Gerente Empresarios Turísticos Bajo Aragón