El Ministerio del Tiempo no es una ficción televisiva, existe de verdad o así se desprende de una frase taxativa y textual de un funcionario del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana: «El año acaba el día que dice el Ministerio». Sí señores, eso dijo. No vale ni el calendario oficial, ni el astronómico, ni el chino, ni el maya, ni el musulmán, ni el republicano francés, ni otro de ningún tipo, porque el año no acaba el 31 de diciembre, sino en la fecha indeterminada que le conviene al Ministerio. Esa afirmación no es baladí, ya que, según el criterio del Ministerio, una inversión que deba justificarse dentro del año 2020, ha de estar justificada en octubre, so pena de perder los fondos prometidos, aunque ese matiz no figure ni en la convocatoria de subvención ni en el documento de concesión. Lo cual es otro ejemplo de lo que está pasando con el afán de la Administración Pública, Estatal o Autonómica, por recuperar fondos a través de las subvenciones ya concedidas, no por incumplimiento de plazos ni de objetivos, sino a través de interpretaciones torticeras y cambios de reglas a mitad del partido, al amparo de sentirse juez y parte.

En las últimas semanas también hemos sabido que el 90% de los ayuntamientos solicitantes de subvenciones a cargo del FITE del año 2017 tuvieron problemas para justificarlas y a muchos de ellos se les quería obligar a devolver parte de lo recibido, no porque no las hubieran ejecutado o por graves irregularidades en las adjudicaciones o justificaciones, sino por resquicios no contemplados en las convocatorias. De prosperar esas devoluciones, que al parecer van a ser impugnadas por muchos ayuntamientos, la Administración Autonómica habrá matado dos pájaros de un tiro: por un lado, habrá conseguido que los ayuntamientos movilicen sus recursos haciendo fuertes inversiones y, por otro, se quedará con unos fondos que debían destinarse a los municipios turolenses, a los que, por otra parte, a la vez que no se les dan ayudas, no se les deja que gasten los superávits acumulados durante los ejercicios previos lo que, entre otras cosas, impide que en Valderrobres se pueda reconstruir el maltrecho polideportivo que se hundió en la nevada de enero.

Manuel Siurana