Hace ahora un año que tomé posesión como senador electo por Teruel, tras una repetición electoral que España no debía permitirse pero que acabó produciéndose. Muchas han sido las experiencias vividas en estos doce fructíferos meses, en una legislatura que ha sido definida como histórica por, entre otros aspectos, la situación vivida en nuestra vecina Cataluña y por la aplicación del artículo 155 de la Constitución para devolver a la normalidad al territorio aledaño.

Han sido decisiones como ésta, adoptadas con la responsabilidad y el orgullo de defender la ley y la democracia que entre todos construimos en nuestro país, las que han posibilitado devolver la legalidad a Cataluña, un camino que nunca debía haber abandonado. Los políticos estamos para servir y solucionar los problemas de la gente, no para generar unos nuevos, por lo que no entiendo la deriva seguida por la Generalitat, con Carles Puigdemont a la cabeza. Un dirigente que pasará a la historia por defender los intereses de unos pocos en lugar del de todos, por adentrarse en un callejón sin salida y por hacer de Cataluña un lugar del que las empresas deciden irse, frente al lugar de privilegio que ocupaba anteriormente como uno de los principales motores de nuestro país.

Mientras tanto en Alcañiz, el equipo de Gobierno nos dedicamos a lo que de verdad interesa a los ciudadanos. El pasado pleno congelamos los impuestos y las tasas para 2018, pensando en el bienestar y el bolsillo de nuestros vecinos, en claro contraste con la política impositiva del señor Lambán y sus socios de la izquierda; y también la semana pasada presentamos el proyecto de adecuación de la vía de tren entre el túnel de Valdealgorfa y la Estanca para convertirla en un camino natural para el ocio y desarrollo turístico de nuestra comarca.

Un año da para mucho y en ese tiempo se ha podido observar las diferencias de unos políticos y otros. Dos formas diferentes de gobernar que demuestran que para el Partido Popular lo primero son nuestros vecinos y su bienestar.