El primero de abril, el Partido Socialista de Alcorisa se llevó un varapalo en forma de voto en contra del resto de partidos del Ayuntamiento. Tanto por el fondo de la cuestión, como de la forma. Pretendía aprobar una cancelación de créditos por importe de casi 400.000 euros a poco más de dos meses para el cambio de corporación, con un calendario de pagos que cumple escrupulosamente el Ayuntamiento y también sin ni siquiera hablarlo con el PP, GANAR y PAR.

A partir de esta situación nos encontramos con un hecho que es ya tradición en nuestro pueblo: la Alcaldesa, con su tono habitual cuando algo no le gusta, emplazó al resto de partidos de la oposición a explicar el sentido de nuestro voto. No hay problema. Aquí van mis explicaciones.

La denostada Ley Montoro, tantas veces criticada por la Alcaldesa, surgió como consecuencia del fuerte endeudamiento de las administraciones públicas. Entre sus cuestiones más destacadas, está la capacidad de invertir el montante resultante de la liquidación del año (siempre que se haya gastado menos de lo ingresado) en inversiones financieramente sostenibles o en amortización de deuda.

A dos meses para un cambio de corporación no es tiempo de acometer esa medida, cuando si quisiera podría haberlo planteado en años anteriores y no precisamente ahora que está de retirada. Lo más coherente y lógico es dejar que el nuevo Ayuntamiento resultante de las urnas tenga posibilidad de gestionar ese dinero, más incluso cuanto el Consistorio está pagando religiosamente sus préstamos.

¿Quién dice que en el futuro no se pueden dar situaciones excepcionales que requieren de inversiones rápidas y cuantiosas? Ejemplos tenemos muchos y variados en municipios de nuestro entorno. Gobernar es ser previsor y no se puede hacer bueno el dicho de «el que venga detrás que arree». Hay que tener altura política y pensar sobre todo en el bienestar social de Alcorisa, que para eso somos representantes de esta gran localidad.