La apertura de las autonomías apenas se notó en el área rural el domingo, pero sí que se espera de cara al próximo fin de semana la llegada de turistas de comunidades autónomas vecinas. La primavera es una de las mejores épocas para realizar senderismo, recorrer espacios naturales de nuestras comarcas más turísticas y conocer los municipios de valor patrimonial. Comaras como el Matarraña o el Maestrazgo vienen reclamando desde hace semanas la apertura provincial pero con garantías de seguridad. El desconcierto que recorre todo el país con medidas contradictorias se traslada al medio rural en forma de incertidumbre respecto a cómo aplicar las restricciones o hacer entender a los turistas que las normas en Aragón son diferentes. En este sentido, cabe esperar que de forma urgente se permita abrir a la hostelería vinculada directamente con la restauración en un horario más amplio para ofrecer cenas, permitiendo así el ocio seguro. No obstante el hecho de que nuestra comunidad sea una de las que ha podido mantener el control horario y los límites de reuniones de no convivientes a un máximo de 6 personas ha permitido que este fin de semana haya habido más control en la mayor parte del territorio. Pese a todo, resulta preocupante que las casas rurales o apartamentos turísticos no hayan sido tenidos en cuenta a la hora de estipular las ayudas a la hostelería, sobre todo tras tantos meses de negociación. La indignación ha sido tal que ahora DGA va a tener que rectificar, tal y como anunció el propio presidente Javier Lambán. ¿Supondrá este contratiempo un nuevo retraso en la tramitación de estas ayudas? ¿Cuál fue la causa real de este olvido en un Aragón donde la sensibilidad territorial se presupone prioritaria?

Las escenas vividas este fin de semana con cientos de personas en la calle desatendiendo las recomendaciones y mirando hacia otro lado sin que les frenen los más de cien mil muertos por la pandemia son preocupantes. Pese a que no representan a la mayoría, ponen de manifiesto de forma clara que no se han sabido transmitir los mensajes de forma adecuada ni tampoco hacerlos llegar a través de los cauces correctos. Solo cabe esperar que nuestros pueblos, todavía a salvo de este tipo de exaltaciones egoístas e irresponsables, sean capaces de mantener el espíritu de comunidad y seguir construyendo a favor de todos. Crear espacios para el ocio seguros, tanto para turistas como para los propios vecinos, es fundamental como válvula de escape para una población rural muy azotada por la fatiga pandémica.

Editorial