La última polémica en torno a los empadronamientos la ha protagonizado el Ayuntamiento de Beceite, que ha decidido cobrar a los segundos residentes no censados el acceso a las zonas naturales más turísticas del municipio mientras que los vecinos empadronados quedan exentos (hasta 10 euros por vehículo). El año pasado el consistorio instauró esta medida por la pandemia y se entendió puesto que, ante las restricciones en aforos, es lógico y comprensible que sean los residentes habituales quienes puedan disfrutar de los servicios municipales con absoluta prioridad. Pero ahora la situación es bien distinta y los argumentos del consistorio, como los de tantos otros que antes de Beceite han tomado decisiones similares, no convencen a buena parte de los vecinos. De hecho, tomando medidas de este tipo no se consigue el efecto deseado -que sería ganar empadronados inflando el padrón municipal-, sino todo lo contrario.

Si los ayuntamientos lo que quieren es ganar población para contar con mayores ingresos en forma de transferencias que realiza el Estado, la Comunidad Autónoma o la Diputación para mejorar servicios e invertir en el bienestar de los vecinos de lo que deberían de preocuparse es de crear empleo y de trabajar para que los jóvenes no se marchen. Ese es el camino y, además, no cabrea a los vecinos.

María Quílez. Crónica B