Todo proceso electoral que llega a nuestras vidas, aunque parecido, es completamente diferente. Si bien es cierto que la hoja de ruta es similar, cuando han transcurrido esos días de mitines, actos, reuniones y encuentros, puedes valorar las diferencias entre unos y otros.

Al igual que un libro siempre comienza por la portada, desde la cual su contenido varia en mucho entre unos y otros, las legislaturas siguen esa tesitura. Al inicio del nuevo período de cuatro años se plasman los futuros proyectos e ilusiones, se planifica un trabajo de muchos meses en los que se tienen que abordar aquellos asuntos que preocupan a nuestros vecinos, y se ponen las bases de los que tienen que ser las actuaciones del futuro.

Son tiempos, las campañas, en los que las personas se convierten en soñadoras o conservadoras, arriesgadas o prudentes, y en los que la efervescencia de esas jornadas se compensan con paciencia en muchos casos, unido a la templanza que pretende atemperar las prisas con las que los diferentes candidatos nos movemos durante esas semanas.

El pasado 15 de junio, como si de una clase de colegio se tratara, nos asignaron a cada uno la silla desde la que vamos a tener que trabajar los próximos cuatro años. Pero en sentido figurado porque, a pesar de que esa será mi ubicación en todo ese tiempo en las diferentes sesiones plenarias, la política la entiendo como una labor de calle, de contacto con la gente y en la que tienes que dejar a un lado el despacho y pisar el terreno para conocer en primera persona los problemas y para plantear las adecuadas soluciones.

Ha comenzado en definitiva una nueva etapa en la que muchos compañeros también han dejado su sitio a otros nuevos que comienzan con la misma ilusión que los que ya llevamos mucho tiempo de trabajo a nuestras espaldas. Sirvan estas palabras para recordar su labor y también para reafirmar mi compromiso por el progreso de nuestra tierra, la mejora de la calidad de vida de sus gentes, la generación de oportunidades y la lucha contra la despoblación que tanto preocupa a una provincia como la nuestra, que tiene muchos argumentos para creer en ella.