Cada día en la sociedad vemos más deteriorada la capacidad de convivencia. Ejemplo de ello son: padres que muestran su dificultad para convivir en casa con sus hijos, jóvenes que se agreden y se pelean, mientras otros ni se inmutan e incluso se hacen selfie, manadas de adultos y menores que violan y abusan de mujeres, descontento de la población en grandes manifestaciones que terminan en vandalismos sin control ninguno, guerra entre partidos políticos que se aferran a sus ideas y conductas, casos de corrupción siendo el segundo gran problema para los españoles,…

¡Todos tenemos parte de culpa! En la vida cotidiana precisamos de unos valores humanos. Todas las disciplinas son importantes pero hay una transversal que es imprescindible, esencial, vital,… que es la educación en valores.

Cada persona es la suma de los valores humanos universales y personales. Son los pilares de la convivencia e interacción de las personas con el entorno. Lo que nos dicta qué es correcto y qué no lo es.

¿Qué valores debemos tener? Respeto: a nuestra familia, conocidos, no conocidos, a los que son iguales, a los diferentes, a otras culturas, religiones, etc. Empatía: para ser capaces de ponernos en el lugar del otro. Responsabilidad con nuestros actos. Solidaridad: ayudando a los que más lo necesitan, a veces con una sonrisa. Voluntad: para poder cambiar las cosas y no mirar a otro lado. Honestidad: actuando con verdad y libertad. Compasión: siendo capaces de sentir el sufrimiento de los demás; nos hemos acostumbrado a comer viendo en la TV imágenes de niños hambrientos, guerras, discriminaciones, maltratos, etc. Amor: en cualquier circunstancia que es lo único que calma y encauza las tensiones. Perdón y gratitud: debemos perdonar y sobre todo, dar las gracias.

¡No perdamos la ilusión y la esperanza! Hay personas, familias, políticos que luchan por una sociedad digna y por los derechos y deberes bien repartidos.

¡Tratemos a los demás como nos gustaría que nos tratasen a nosotros!

Carmen Agud – PAR Fuentespalda