Los turolenses, como todos los españoles y los ciudadanos de gran parte del mundo, nos enfrentamos a una situación excepcional que, por nueva e inesperada, nos exige capacidad de adaptación por responsabilidad y empatía. Es cierto que va a cambiar nuestro ritmo de vida particular y que, probablemente, modificará de forma importante nuestros paisajes diarios. Pero no nos engañemos, en general tampoco nos supone ese sacrificio que algunos quieren hacer ver.

Lo decían en un programa de radio unas horas antes de anunciarse las medidas del Decreto de Alarma, «a nuestros abuelos les pidieron ir a la guerra, a nosotros solo nos piden quedarnos en casa». Y solo en determinados momentos del día. No es tan grave, no es tan importante si consideramos el objetivo y el posible beneficio. Ante una crisis sin soluciones médicas rápidas, los ciudadanos nos hemos convertido en la única vacuna posible contra el coronavirus.

Las medidas no solo son de obligado cumplimiento por ley, también son moralmente necesarias. Miden nuestra responsabilidad, el interés por el bien común o la empatía hacia las personas de riesgo. Incumplirlas supone quebrar un contrato social y nos sitúa fuera de la sensatez. Todos debemos estar comprometidos, no solo con nuestras obligaciones, sino con las que deben cumplir los demás. Más aún si son nuestros hijos, por ejemplo. Permítanme decirles que de este episodio aprenderemos importantes lecciones de vida. Que sean para bien.

En esta línea, me voy a dirigir a los alcaldes y alcaldesas de la provincia, a quiénes nos debemos desde la Diputación Provincial de Teruel, ayuntamiento de ayuntamientos. Para nosotros y nosotras, los que detentamos el bastón de mando en nuestros pueblos, esta situación es aún más complicada. Debemos hacer lo necesario para procurar que las medidas decretadas por las administraciones públicas superiores se cumplan .

En los pueblos debemos ser igual de exigentes y, seguro, tendremos que hacer pedagogía para hacer entender ciertas cosas. Ningún núcleo, por pequeño y alejado que pueda estar, está libre del contagio. Ninguna situación particular debería servir para relajar las medidas. Debemos mantener en funcionamiento todos los servicios básicos, estar atentos a quiénes nos visitan o cuidar especialmente de los más mayores. Y, sobre todo, mantenernos alerta porque es posible que con el paso de los días se relajen los comportamientos.

No olvidemos que en el medio rural tenemos la suerte de conocernos todos, por lo que es más fácil ayudarnos para que nadie incumpla las restricciones o se exponga innecesariamente al contagio. Seguid pues, alcaldes y alcaldesas, concejales y concejalas, siendo los guardianes y ejecutores de estas acciones necesarias. Desde la Diputación Provincial reconocemos el trabajo que hacéis en esta situación, siempre por el cuidado de nuestros vecinos y, en la mayoría de los casos, sin cobrar ni pedir un céntimo.

Hay quiénes sí tienen más motivos para la queja. Son los que deben cerrar sus negocios o ven comprometida su situación laboral. Para ellos debe existir también un movimiento de solidaridad. Desde la Diputación Provincial de Teruel vamos a procurar que profesionales y trabajadores noten lo menos posible el efecto de esta situación de alarma. Mantendremos compromisos y buscaremos opciones para que todo lo programado siga en pie. Ayudaremos a los alcaldes o alcaldesas para que ningún proyecto, con los puestos de trabajo que conllevan, se pierda por culpa de esta crisis. Y a nivel particular, creo que debemos seguir procurando mantener en lo posible la actividad de los más perjudicados.

Por último, no puedo dejar de felicitar a todos los que están trabajando para que esta situación no sea peor de lo que es. Primero al sector sanitario, que merece todos los aplausos posibles como primera línea de contención ante el virus después de nosotros mismos. Pero también a los trabajadores y trabajadoras de las tiendas de alimentación o las farmacias que están sufriendo la impaciencia y el egoísmo de muchos, a los agricultores y ganaderos que van a seguir trabajando para que estemos abastecidos o a las fuerzas de seguridad que van a procurar que se cumplan las medidas que nos van a mantener sanos.

Es el momento de todos. Gracias de antemano. Este virus lo paramos unidos.

Manuel Rando López – Presidente de la Diputación Provincial de Teruel y alcalde de Calamocha