Este lunes se celebró el día del Orgullo Rural. Una fecha que debido a la pandemia no ha tenido apenas eventos asociados como en otras ocasiones, pero de la que muchos de quienes habitan los pueblos no se han olvidado. La pandemia está volviendo a poner en evidencia que no se legisla teniendo en cuenta las especifidades del territorio y sus pobladores lo están manifestando cada vez con más fuerza. Así se ha puesto en evidencia durante estos días en las calles con manifestaciones muy poco habituales en poblaciones tranquilas como las nuestras. En Alcañiz varios colectivos han salido a la calle para reivindicar una regulación justa y que se atenga a criterios que tengan en cuenta su situación específica. ¿Cómo puede ser que se permita el inicio de la temporada de la competición de fútbol sala en categorías no profesionales y sin embargo queden restringidas las actividades en gimnasios u otros espacios cerrados? Varios equipos de fútbol locales se han plantado con buen criterio, gran responsabilidad y mucha razón. Cabe esperar que no se les sancione por eso. Los criterios sanitarios establecidos son inadmisibles. Pruebas de antígenos rápidas cada 15 días como única salvaguarda para que cientos de chavales no profesionales jueguen a cubierto sin mascarilla y viajen entre municipios y provincias de toda la Comunidad cuando todo Aragón está confinado perimetralmente, con restricciones de aforos y la hostelería cerrada… ¿Es lícito que se dé luz verde a un partido de este tipo y se restrinjan las clases de pilates de un pueblo, o se cierre un gimnasio en el que todos llevan mascarilla? ¿Es lógico que no se tenga en cuenta la especificidad rural, el volumen de ocupación de determinadas actividades? No es imposible regularlo, ha habido ocho meses para preverlo, y muchos más que vendrán por delante. En Alcañiz el ayuntamiento se reunió el viernes con los hosteleros y comerciantes para escuchar sus necesidades. Como primera medida, ayer resolvió las quejas normativas respecto a los cerramientos. El alcalde se comprometió a trasladar a DGA el malestar no solo del sector alcañizano, sino de empresas de otros municipios que han acudido a la plaza alcañizana a movilizarse también estos días: distribuidoras, clubes deportivos, ginmasios, tiendas, hostelería en general y vecinos a título individual. La empatía es esencial en la gestión política. A veces nuestros gobernantes tienen en su mano resolver, otras no, pero siempre pueden escuchar y ayudar. Lo que le sucede a una pequeña empresa rural no es anecdótico. El orgullo rural no vive de los bucólicos paisajes. El mero hecho de sobrevivir en el día a día, las decisiones que nos han llevado a seguir ligados al territorio, con todo lo que implica, son de por sí tremendamente valiosas y deben ser atendidas como prioridad.

Editorial