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Andamos estos días con informaciones, debates y tertulias en los medios de comunicación aventurando la posibilidad o no de la formación de gobiernos en las comunidades y en el Estado.

Expertos analistas afirman, con acierto, que la no formación de gobierno y unas futuras elecciones autonómicas y/o generales suponen un alto coste económico para nuestra sociedad. Otros comentaristas afirman, también con acierto, que la formación de un gobierno débil y por ende, con limitaciones a la hora de legislar leyes fundamentales, también produce escasos beneficios para nuestra sociedad.

Desde mi humilde posición y experiencia en el Congreso de los Diputados he podido comprobar cómo en los dos casos, el coste de oportunidad, económico, político y social es muy elevado para nuestra sociedad por eso me gustaría que la sociedad recapacitara.

Algunas formaciones políticas, las que se dicen nuevas, se presentaron en el tablero político afirmando que pactarían a derecha e izquierda. La realidad es que se enorgullecen afirmando que con unos no se sientan ni en una mesa. Otros afirman día si y día también que sólo llegarán a un pacto si hay una foto conjunta con las demás formaciones y otros sólo afirman que votarán a favor de un gobierno si, si o sí entran a dirigir algunos de los Ministerios.

En definitiva, una sobreexposición mediática e infantil de estos grupos políticos, los cuales anteponen su interés personal por delante del interés general de los españoles. Un coste demasiado elevado para España que hará que los españoles recapaciten su voto y vuelva el bipartidismo, tan denostado no hace mucho y que ahora se empieza a vislumbrar como lo que necesita esa España mía, esa España nuestra.