Las bajas recientes de conocidos bajoaragoneses como militantes del PAR hechas públicas esta semana sitúan el análisis en el futuro de un partido cuyo debate ideológico y orgánico está previsto para el congreso convocado en octubre. Así lo decidió el presidente del partido, Arturo Aliaga, elegido en primarias por primera vez tras un proceso de renovación en el que se trataron de corregir errores enquistados desde hacía años ligados a décadas en el poder bajo una dirección que permitía escaso margen de participación y decisión a militantes y otros cargos. Ese proceso no es sencillo, ni rápido. Y en esas están, con sus 6 diputados (su suelo histórico), cuando a mitad de legislatura, pandemia mediante, con contagio y cáncer de Arturo Aliaga incluídos, se empieza a gestar un revuelo que crece a tres meses del congreso del partido. La sorprendente rueda de prensa de Berta Zapater, diputada crítica, junto a Ciudadanos para anunciar «acuerdos de centro» sin acordarlo con la ejecutiva ni con la militancia generó fuertes críticas de ediles y alcaldes. Ahora esta guerra de egos, se quiere reforzar con bajas de la militancia de más críticos, que sorprendentemente han estado ligados al PAR más de tres décadas y deben todo al partido. Todos estos militantes, afines a José Ángel Biel, desde José María Fuster, cuñado y padre político de Zapater, hasta Fernando Cavero, exalcalde de Ráfales que hizo a Biel primer edil honorífico vitalicio de la localidad en la que el expresidente aragonesista reside buena parte del año, dicen que abandonan el barco antes de que se huda. Sin embargo, la lógica hace pensar que todo debate ideológico debería resolverse dentro de los órganos democráticos del partido, a través de cauces que tienen fechas, reglas y espacios donde trabajar a favor de un partido histórico en Aragón y que sólo quienes guardan intereses o ambiciones personales pueden querer ver desaparecer. Dinamitarlo a través de cartas a los medios anunciando la baja del partido, como hicieron los ediles de La Fresneda, alguno también histórico en la fontanería del partido desde hace décadas, sólo es explicable bajo una perspectiva interesada. Hay decenas de concejales, alcaldes, muchos diputados, militantes… que siguen trabajando bajo las siglas del PAR a los que se está faltando al respeto. En octubre se sabrá la capacidad real de los críticos, los que queden, de exponer sus planteamientos. A no ser que el objetivo sea arrasar el partido para otros fines. Atentos a quienes estén haciendo la del «capitán Araña», que embarca a la gente en aventuras prometiendo maravillas y él, cuando hay que partir, recula o no se mueve, dejando solos a sus amigos…

Editorial.