La crisis del coronavirus es la crisis mundial más importante a la que nos enfrentamos desde la Segunda Guerra Mundial. Lo es porque atenta contra las vidas humanas en cualquier lugar del mundo y porque supone un riesgo para nuestra sociedad tal y como la hemos ido configurando a lo largo de los años.
Situados en un contexto de catástrofe humanitaria, en primer lugar hay que sumar todos los esfuerzos en luchar por nuestra salud colectiva, local, regional y estatal, lo que estamos afrontando unidos como país entorno a uno de los pilares básicos de nuestro Estado del Bienestar, nuestro sistema sanitario.
Como consecuencia de la pandemia, esta crisis global tiene una derivación económica y social evidente. Ha alterado nuestros sistemas productivos y pone en riesgo a muchos sectores sociales. Nuestro Estado está actuando como una red de seguridad destinada a evitar que la crisis económica deje a nadie atrás. Tenemos que ser capaces de asimilar que ante esta situación sobrevenida nuestra sociedad no puede consentir que hayan privilegiados sino que todos, de forma solidaria, hemos de salir de la crisis sin que la desigualdad económica aumente.
La desigualdad y la desesperación son el caldo de cultivo para los insolidarios y oportunistas, los populistas y los nacionalistas. La historia de nuestro país está plagada de ejemplos y algunos no muy lejanos en el tiempo. El auge de los partidos extremistas está directamente relacionado con la manera en que se gestionó la anterior salida de la crisis económica.
Si algo está evidenciando la catástrofe en la que nos encontramos es la importancia de lo público, lo que nos une como sociedad, lo que nos hace mejores como país. Hemos de defender nuestro Estado de Bienestar de quienes quieren desmantelarlo, de quienes nos piden menos Estado promulgando recetas liberales que nos desprotegen como sociedad y nos empequeñecen como país.
Es el momento de un gran Pacto de Estado que vincule a todas las fuerzas políticas con el progreso económico de nuestra sociedad sin dejar a nadie en la cuneta.
Javier García Calatrava – PSOE Castelserás
antonio germán torres dice
Apreciado señor García Calatrava.
Afirma que: «Si algo está evidenciando la catástrofe en la que nos encontramos es la importancia de lo público». Comparto su afirmación que necesita, sin embargo, alguna matización. Yo modestamente opino que la importancia de lo público depende de la inteligencia, de la competencia , de la capacidad, de la aptitud y del liderazgo de los dirigentes públicos. Cuando estas características imprescindibles no se dan, lo publico no es bueno para la comunidad. Y lo privado tampoco. si faltan los mismos condicionantes.
Pero hay otro punto crítico a la hora de ensalzar lo público. En pocos sitios ha tenido lo público mas importancia, mas extensión y mas profundidad que en la Unión Soviética o, ahora mismo, en la República Popular China. Si ese es el modelo que le gusta, creo que se equivoca.
Le ruego que nos defina su concepto de lo público, en el que queden claros los deberes y derechos del Estado, de sus dirigentes y de los ciudadanos.
Javier García Calatrava dice
Hola Antonio,
En primer lugar, quiero agradecer el tono de su comentario.
En segundo lugar, y en cuanto a las matizaciones que demanda al respecto de mi opinión le quiero trasladar que la teoría política establece que en democracia nadie somos ajenos a la competencia o incompetencia de la gestión de lo público, esto es, no podemos abstraernos y achacar a unos gestores corruptos o ineficaces la última responsabilidad de algo pues en democracia todos somos responsables de lo público, bien sea por acción o por omisión de nuestros deberes o derechos democráticos.
El modelo de gestión pública por el que me decanto abiertamente (tal y como aparece junto a mi firma) es el de la socialdemocracia. Más Estado del Bienestar significa más recursos en sanidad, más recursos en educación, más recursos en protección social. Ni la Unión Soviética ni la República Popular China son modelos defendibles desde un punto de vista democrático.
antonio germán torres dice
Agradezco sus aclaraciones que encuentro casi perfectas. El casi se debe a lo siguiente: estoy de acuerdo que en democracia todos somos responsables de lo publico, pero no podemos tener todos la misma responsabilidad. Es verdad que si el pueblo no esta contento con sus lideres puede votar a otros, pero si las cosas no van bien, no puede ser culpa de los administrados, sino de los que administran. En cuanto a los recursos, me parece necesario que sean adecuados a la necesidad del día a día, porque no se pueden justificar recursos ociosos. Cuando los recursos son insuficientes hay que tener planes de contingencia. Pienso en el concepto de reservistas que tienen las Fuerzas Armadas, que por cierto están demostrando ser la primera y mas útil institución del Estado.
Todos aprenderemos algo de esta tragedia.