Quizá conozcan o hayan leído el denominado «síndrome de la rana hervida», una analogía cuya premisa es que si una rana se mete repentinamente en agua hirviendo, saltará, pero si la rana se mete en agua tibia, que luego se lleva a ebullición lentamente, no percibirá el peligro y se cocerá hasta la muerte. Aunque se trata de una analogía falsa, nos sirve como metáfora para describir procesos de cuya gravedad no somos conscientes, ya que al principio nos resultan leves, pero en los que la suma progresiva de pequeños factores repercute al final en situaciones que nos pillan de improviso y para las que, a veces, ya no tenemos respuesta.

Es lo que nos ha pasado con la paulatina pérdida de servicios bancarios en nuestros pueblos. Ahora, cuando por fin la política nacional y la sociedad parecen haber enfocado la mirada hacia los problemas de la España Vaciada, nos damos cuenta de que la crisis financiera de 2008, que borró de un plumazo gran parte de la red de Cajas de Ahorro, donde ha producido los mayores problemas es precisamente en nuestros pueblos.

Nuestras Cajas suponían una red de entidades financieras próxima al territorio y a sus realidades que vertebraba nuestro medio rural, principalmente, desarrollando una importante labor social aportando la financiación necesaria para el normal discurrir de la vida de sus habitantes, autónomos y empresas; en incontables ocasiones apoyaron la puesta en marcha de muchos proyectos que permitieron crear riqueza y generar expectativas de futuro para nuestros pueblos. El trato personal de estas entidades (en los pueblos nos conocemos todos) permitió incluso la financiación de proyectos arriesgados en los que la confianza entre las partes primaba sobre el posible riesgo. Todo esto lo hemos perdido en muchos pueblos en los que, lamentablemente, han cerrado sus oficinas. Hay que valorar que las Cajas Rurales sigan existiendo en las provincias más despobladas manteniendo oficinas en muchos pueblos, sin estas entidades la situación sería mucho más grave.

Lo primero que han notado muchos usuarios del medio rural es la falta de atención directa y la pérdida del trato personalizado, y después, la imposibilidad de acceder a dinero en metálico, ya que junto con el cierre de las oficinas han desaparecido también los cajeros automáticos, de manera que ahora en estos pueblos las personas que quieren tener acceso a «su dinero» deben desplazarse, generalmente, a su cabecera de comarca. Esto está generando una dependencia más, resuelta en la mayoría de los casos por la colaboración de vecinos para el desplazamiento, o llegando incluso a tener que delegar en ellos la tarea de sacar su dinero; con las incomodidades que esto significa para ambas partes.

Para intentar paliar esta situación, la Agrupación de electores Teruel Existe lleva trabajando desde el año pasado en una solución factible. Nos pusimos en contacto con empresas que se dedican a la gestión de cajeros automáticos, para plantearles la posibilidad de la implantación de «cajeros automáticos multientidad» en los pueblos que no dispusieran de entidad financiera abierta ni de acceso a dinero en efectivo a través de cajero.

La respuesta de una de esas empresas fue que la posibilidad no sólo existe sino que ellos tenían incluso el modelo de cajero y la infraestructura necesaria creada para ponerlo en marcha. Con esta propuesta sobre la mesa, hemos trabajado para que la Diputación Provincial de Teruel ponga este sistema en marcha en la provincia, aunque de momento sólo se ha recibido la callada por respuesta. Mientras vamos conociendo cómo otras provincias han buscado ya soluciones similares para mantener un servicio básico para la población del medio rural.

Conseguimos en el Senado, tras negociar con el PSOE, que se aprobara una enmienda nuestra en una moción sobre exclusión financiera, en la que se instaba al Gobierno, en colaboración con las distintas administraciones, a desarrollar una red de cajeros automáticos multientidad. Incluso en la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado 2021, tanto en el Congreso como en el Senado, presentamos enmiendas para que se pusiera en marcha esta red, contando con una partida económica específica.
Aunque no se aprobaron estas enmiendas, desde Teruel Existe seguimos trabajando con el objetivo de que los vecinos de nuestros pueblos no sigan perdiendo derechos, sino que cualquiera de ellos pueda tener acceso a dinero en efectivo en su propia localidad.

Joaquín Egea. Senador de Teruel Existe