En el tinglado de la antigua farsa, la tv pública y las concedidas en medido duopolio, aparece el presidente en funciones rumiando un victimismo impostado, fiel al guion de su asesor. Si el relato ha de sustituir a la verdad, prefiero el discurso de Marco Antonio en el «Julio Cesar» de Shakespeare:

El noble Sánchez califica a Rivera de irresponsable; pero acordó con él un programa de gobierno para desatascar la investidura en el 2016. El noble Sánchez, hombre de principios, os ha dicho que Iglesias era dogmático y no podía estar en su gobierno; pero se apoyó en él para llegar a la presidencia y lo nombraba como su socio preferente. El noble Sánchez, hombre de fiar, dice que Casado carece de sentido de estado, pero no duda en utilizarlo para ningunear a Ciudadanos y volver al viejo bipartidismo.

No quiero ser injusto con Sánchez, con un hombre tan honrado que sólo piensa en el bien de su país; prefiero serlo con Rivera, con Iglesias, con Casado, conmigo, e incluso con vosotros, antes que con este hombre tan honrado que nunca piensa en su interés. Por eso, no voy a criticar su proyecto político para España, cuando ni siquiera ha explicado cuál es. No voy a juzgar sus torpes y astutos esfuerzos para eximirse de su responsabilidad; al fin y al cabo, tras eliminar a sus enemigos en el PSOE, sólo su éxito le separa de acabar como tirano o como héroe. Es injusto pedirle cualidades que no puede tener y que haga cosas que le son imposibles de alcanzar.

Sánchez dijo que convocaría elecciones tras la moción de censura y Sánchez es un hombre de palabra… Sánchez ha dicho que lo ha intentado todo y que no le han dejado; ¿por qué no creerle, si nunca nos ha mentido?…

Emile Cioran escribió en su «Breviario de podredumbre» que las verdades son fraudes y las pasiones olores; y a fin de cuenta la elección está entre el que miente y el que hiede… Así, Sánchez está convencido de ganar. Eso sí que sería una tragedia.

Luis Esteban – CIUDADANOS Calanda