Hace menos de una semana vivimos, y de alguna manera asistimos a un nuevo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, emponzoñado. No hay discusión en la imperiosa necesidad en su momento, de la reivindicación y lucha por la consecución del sufragio femenino u otros derechos que, incompresiblemente para cualquier persona cabal, no se reconocían para la mujer. Poca discusión tiene la razonable evolución cultural y familiar introduciendo de manera decidida a la mujer en el mercado laboral y desde luego, que las evidentes diferencias entre hombre y mujer, en su máxima expresión la maternidad, suponga el menor impedimento posible en la vida laboral. Que de todas esas cuestiones que se engloban en un gran punto de encuentro y consenso social en las democracias occidentales que suponía, en gran modo, el feminismo tradicional, pasemos al mancillamiento actual del término, es muy triste.

Ese feminismo lo podíamos considerar transversal, lo que estamos viendo los últimos años, no. Las posiciones extremas se lo han cargado, con Podemos como gran protagonista, y PSOE como elemento fundamental y benefactor. Y es que contradictoriamente, algunos, los que más alboroto llevan, hasta se alejan de lo que podríamos considerar feminismo. Me pregunto, qué feminista es considerar a una persona mujer a todos los efectos, solo con desearlo. Qué feminista es elaborar una ley que permite la rebaja de penas y excarcelaciones de 800 delincuentes sexuales. Qué feminista es llevar el feminismo al plano ideológico, desplazando a todo aquel que no se encuentra en posiciones de izquierda. Qué feminista es introducir el gesto del puño en alto, llegando al punto de utilizarlo en la propaganda del Gobierno. Gesto símbolo del comunismo, ideología que tiene a 110 millones de víctimas bajo su paraguas.

Dicho todo esto, me perdonaran, pero yo por ese aro no pienso pasar. El feminismo de verdad es el de los hechos, el de las mujeres mejores. El de Luisa Fernanda Rudi primera presidenta del Congreso, el del gobierno con más mujeres ministras de la historia en su momento, sin cuotas, por ser mejores, no mujeres. Menos propaganda, pamplinas varias y feminismo institucionalizado, y más feminismo real y transversal.

Nacho Carbó. PP Alcañiz