Resurgía en Alcañiz la fiesta nacional después de estar convaleciente de una embestida llegada desde Wuham. Volvería al albero (caolinero) del ruedo alcañizano los trajes de luces, el movimiento embrujador del capote y el aplomo de la muleta.

El toreo es parte de nuestra cultura y en ella también de nuestra inagotable riqueza literaria « Ve la vida desde la barrera, entrar a matar, atarse los machos, salir por la puerta grande…»

No hay que quitarle importancia al movimiento antitaurino de esta expresión artística, pero en ella se queda más con la fuerza de las leyes que en la de sentimientos de aversión que consiguen afluencia como se pudo ver en ambas convocatorias. Una que no cubría sus pancartas reivindicativas y la otra con una gran afluencia, cercana al imposible «No hay billetes»

La plaza mostraba ese público colorido, que como si confeti fuera lo pintaba Goya para escenificar los tendidos.

Dejamos unas fiestas muy participativas, al son de tradiciones sean bienvenidas de su período de descanso.

Joaquín Tello Roquer. Alcañiz. Correo del lector