Tras dos veranos sumidos en una pandemia mundial, por fin en nuestros pueblos se han celebrado las fiestas mayores, las fiestas de todos y todas, las fiestas de los que estuvieron, de los que están y de los que estarán.

Y es que las fiestas mayores de un municipio no solo son sinónimo de diversión, significan también amistad, encuentro, compañerismo, lealtad, hermandad, amor… Son pilar fundamental en la salud de la sociedad rural.

Durante las fiestas se tejen relaciones, se tienen conversaciones, se producen encuentros y situaciones que repercuten positivamente en el resto del año. No son pocas las colaboraciones, las participaciones en asociaciones locales, las ideas, los proyectos… que han nacido en las relaciones sociales de nuestras fiestas mayores.

Son días en los que los lazos se refuerzan, otros se crean y otros muchos cambian, pero al final suponen un fortalecimiento fundamental en el tejido social del municipio para el resto del año. Los amigos vuelven a hacer piña, se crean nuevas amistades y algunas relaciones avanzan hasta convertirse en vínculos mucho más personales.

Un tejido social fuerte, sano y unido necesita interacción social, relaciones personales intensas, y las fiestas mayores son el mayor exponente de esa interacción y esas relaciones. Son los días en los que todos y todas, los que vivimos aquí y los que descienden de aquí, volvemos a encontrarnos, reforzamos nuestros vínculos y estrechamos los lazos que mantienen vivo al municipio. No solo es un encuentro con nuestras tradiciones y nuestras raíces, es un encuentro con los nuestros.

Si algo hemos aprendido de la maldita pandemia, es que las personas somos seres profundamente sociales, que nos necesitamos los unos a los otros, y que de esa necesidad siempre se beneficia nuestro pueblo. Los pueblos, el entorno rural, siempre sale fortalecido tras sus fiestas mayores, son un gran tesoro.

Luis Peralta. PSOE Alcorisa