Pobre coronavirus-19. Ya ha cambiado tantas veces de chaqueta que hay hasta quien quiere confundirle con la gripe común. ¡Qué vulgaridad esto de gripalizar la pandemia! Variantes mediante, nos quitan las cuarentenas con contactos estrechos, incluso entre convivientes, y sin embargo, mantenemos los aforos, las restricciones horarias y la mascarilla por la calle. En este surrealismo en el que ya nadie sabe nada solo nos cabe esperar a ir pillándolo poco a poco y dejarnos el sueldo en antígenos para que el mundo pueda seguir y no nos pillemos todos la baja a la vez. Aún así, centros educativos, empresas de todo tipo y administraciones públicas se hacen cruces para controlar las ausencias laborales y evitar la picaresca, que siempre la hay. Veremos si el sistema soporta que, como dice la OMS, en ocho semanas media Europa haya pasado el covid.

¡Ay San Antón, de los animales patrón…!, ¿contra los virus también te alías? Este domingo te esperamos sin esas hogueras que todo lo matan todo. ¡Qué frías se nos van a hacer esas noches! Castelserás resiste con su Monumental para San Sebastián, pero es que en semejante pira no hay virus que sobreviva. Eso sí, piden que no se rompa la burbuja vecinal, de los del pueblo, y que la juerga no se alargue después bajo techo, para evitar precisamente el efecto «gripalizado».

Quizá sería más adecuado decir que esta pandemia nos ha «gripado», como en el motor. El esfuerzo ha sido tal que, como en una hoguera inmensa, se nos han achicharrado los pistones. Hay síntomas de bloqueo y agarrotamiento por doquier y muchos sectores están fundidos. Yo esto lo aprendí bien la primera vez que cubrí un evento deportivo en Motorland. El gripado es de las averías más graves que pueden sufrirse. Y se me ponen los pelos de punta al ver, que más de una década después, la pérdida de potencia de este proyecto cada vez es mayor; su retorno y capacidad de fijación de empleo son insuficientes para lo que sería esperable a unas instalaciones de semejante nivel, las mejores del mundo y con un potencial que no se ha sabido rentabilizar (y no se ha querido en muchos casos) Me pregunto si hoy es el propio Motorland el que está gripado. Lo advirtió ayer mismo la Cámara de Cuentas en su informe anual sobre esta empresa pública en cuya capacidad muchos aún creemos. El documento, que puede encontrarse en la página web de la Cámara de Cuentas, es un antígenos en toda regla a una dolencia que se ha vuelto crónica, por falta de diligencia, voluntad y buena gestión. Esta vez la Cámara analiza el impacto con los datos económicos locales en la mano. El resumen del informe de fiscalización es tan sólido que no se explica cómo no hay reacciones urgentes por parte de DGA. No hay vacuna para esto, necesita el ojo clínico de un equipo experto y comprometido con el territorio. Los ingresos no cubren los gastos, ni siquiera habiendo ahorrado más de 8,6 millones de euros que no se facturaron a Dorna por la pandemia en 2020. En la evolución de la población no se aprecia el impacto, ni en la cifra de parados, ni en el turismo, que sigue siendo estacional. El plan de negocio actual para diversificar no está obteniendo resultados. El 43% de sus 60 empleados son temporales, y se alerta sobre la desigualdad entre salarios y complementos. Sería inaceptable perder todo el camino recorrido hasta aquí, que no es poco. Una inversión de 236 millones, unas instalaciones punteras, el circuito español que más extranjeros recibe, una importante ocupación hotelera en Alcañiz y un reconocimiento internacional en el que la población local también ha tenido mucho que ver. ¡A más de uno debería darle un buen dolor de cabeza! ¡Aaachís!

Eva Defior. Sexto Sentido