Llevo muchos días dándole vueltas a cómo redactar esta especie de carta, y la verdad es que no sé ni por dónde empezar. Sigo en una burbuja, sin ser consciente ni creerme que no te vaya a volver a ver.

No me imaginaba que el día de Año Nuevo iba a ser la última vez que te iba a ver. Viendo cómo aumentaban los casos positivos por COVID y que había gente de alrededor que lo tenía preferí no arriesgarme por protegeros a ti y al abuelo.

Escribo esto con la vista empañada por todas esas lágrimas de rabia y tristeza. Nadie nos prepara para esto, y menos aun cuando es tan repentino. Creo que es la columna que más me está costando redactar y de la que más orgullosa quiero sentirme. Sé que te hubiese gustado leerla, igual que lo hacías con todo lo que se publicaba durante mis prácticas en este medio de comunicación.

Nunca te lo dije, pero que descubriese el periodismo y decidiese estudiarlo fue en parte gracias a ti. Siempre me incitabas a leer columnas de opinión y artículos que considerabas que podrían interesarme, y me guardabas muchas páginas para cuando estaba tiempo sin volver al pueblo una vez empecé la universidad. ¡La de recortes de periódicos que tengo en carpetas por casa!

Echando la vista atrás, me quedo con todos los buenos momentos que pasábamos cuando era pequeña. Todos esos sábados en los que hacíamos recetas de postres que tenías apuntadas en tu libreta roja, leyendo los cómics del «Supermaño», haciendo sudokus, regando las mil y una macetas que tenías de flores y plantas de todo tipo, viendo el «Cine de Barrio» o paseando por el huerto en busca de los azulejos que coleccionabas y tanto te gustaban.

Mucha gente me ha dicho siempre que me parezco a ti, y eso es algo de lo que me voy a enorgullecer cada día más.

2.000 caracteres se me quedan cortos para decirte todo lo que me gustaría. Como te dije de pequeña cuando fuiste a Londres, para mí siempre vas a ser la «abuela viajera». Ojalá este viaje que has emprendido tuviese billete de vuelta.

Hasta siempre yaya, por aquí te echamos mucho de menos.

Laura Alejos. Y de postre…