Cada vez es más común que nuestros calendarios estén marcados por los famosos «Días Mundiales». En teoría, su principal fin es celebrar o conmemorar diversas causas promovidas por organizaciones internacionales como el Día de la Mujer, por señalar próximas fechas relevantes.

Desde hace un tiempo tengo ya por costumbre buscar estos días, sobre todo cuando la inspiración a la hora de escribir comienza a escasear. Precisamente nos encontramos en febrero, mes marcado por el Día de los Enamorados, pasando por el de la Radio hasta llegar al de los Gatos. Con la ilusión de encontrar una efemérides especial para el 25 de febrero, descubrí para mi asombro que… ¡No hay ninguna! Algo totalmente excepcional en un momento en el que se celebra el Día Internacional de la Croqueta y el de los Beatles en un mismo día.

Que no cunda el pánico, seamos positivos. Dentro de un mar de celebraciones, este oasis a finales del mes de febrero se convierte en el pretexto perfecto para regalarnos este día internacional: el día libre de miedos y cargas, el día de apagar el teléfono y volver a ponerte tu canción preferida y devorar el plato que es capaz de robarte una sonrisa. En definitiva, un día sin complicaciones para recuperar la poesía de la rutina.

Aprovéchalo, hoy es tu día. Es una situación que no se repetirá hasta dentro de muchos meses y no es fácil encontrar momentos para ensalzar lo cotidiano.

Antes de dedicarnos esta jornada llena de hedonismo, aprovecho el pretexto para informarles de que mañana es el Día Mundial del Pistacho, uno de los cultivos que más interés ha suscitado en los agricultores aragoneses en los últimos años y que se afianza en algunas zonas como la alternativa a la fruta o al cereal. Ahora sí: ¡feliz día!

Isabel Esteban