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Recientemente me enteraba del cierre de una empresa con casi cien años de trayectoria en nuestra comarca. Una empresa histórica y longeva como ninguna. Hace un poco más de tiempo nos avisaban de la marcha de otra empresa grande hacia tierras lusas.

Paralelamente muchos pequeños comercios locales van echando el cierre, uno tras otro. En muchos casos son las jubilaciones y la falta de relevo generacional.

En otras los cambios que se están produciendo en el sistema, y la venta a través de internet, que termina perjudicando al comercio de proximidad.
Pero por otra parte, sin echar culpas a nadie y desde mi humilde punto de vista tiene que ver también un sistema que sólo pone trabas al emprendedor, al autónomo, a quien arriesga su propio patrimonio en busca de un sueño y la oferta de un servicio a sus paisanos.

Sorprende ver la proliferación de cierto tipo de chiringuitos que surgen como setas, que proliferan por doquier y abren a cualquier hora. Sin embargo choca ver las limitaciones que tienen este tipo de comercios de toda la vida que se ven obligados a echar el cierre.

Por supuesto que estas argumentaciones son una reflexión personal, que posiblemente podrá estar falta de datos. Por tanto que no se interprete este punto de vista mío como una conclusión, porque si algo no tengo a fecha de hoy es conclusión alguna sobre nada.

Lo que sí veo es que las calles en las que crecí se vuelven más y más desiertas de esos negocios de toda la vida, de la misma manera que esta población de Caspe va perdiendo servicios uno tras otro sin que se vean apuestas a medio y largo plazo, ni planes, ni consensos entre quienes se supone que están para tomarlos y para hacer más habitable nuestro entorno.

Caspe necesita definir qué quiere ser de mayor, trazar unas líneas rectoras y establecer unos plazos para ir cumpliendo esas metas. Pero sin eso y sólo con la improvisación de tapar agujeros o arreglar baches no hay forma de que se puedan resistir los embates coyunturales del Sistema.

Es precisa una diversificación y un estímulo a los sectores que realmente son o pueden ser productivos. Es más útil enseñar a pescar peces que darlos ya pescados. Y en ese sentido opino que tenemos bastante que aprender.

La humildad a veces puede ser muy buena. Al menos de cara al espejo. Esto no va de gobierno y oposición. Esto va de la supervivencia de una comunidad de gente y de un territorio, y en eso no hay colores ni partidos, sino gente.

Un territorio que tiene potencial no sirve de nada si no hay unos planes de desarrollo. Da igual que esos planes se centren en la Agricultura, en la Ganadería, en la Acuicultura, en el Patrimonio, en la Botánica, en la Biología o en las empresas tecnológicas. Lo que precisamos son ideas sin límites y planes con los pies en el suelo para llevarlas a cabo con sensatez y paso a paso. Sin eso lo demás no sirve de nada. Ni siquiera los talentos individuales. Con eso, el proyecto, sea cual sea, si está bien planteado, sale adelante.
Feliz semana, amigos. Y a más ver.