La tierra bajoargonesa despide al allocino Joaquín Carbonell. Músico, cantautor, poeta, defensor de su tierra, y todo un referente en los valores del progreso en nuestra comunidad autónoma. El coronavirus se lo ha llevado tras una larga lucha de dos meses de grave hospitalización. Joaquín Carbonell, con una dilatadísima e inabarcable trayectoria, había empezado este año con la enorme ilusión de celebrar sus cincuenta años como músico, recorriendo con su disco-libro todos los rincones de nuestra comunidad. Puso especial cariño en llegar a los pueblos bajoaragoneses, donde presentó su disco con enorme vocación. Tuvo que cancelar su gira por el estado de alarma, pero no perdió el ánimo para enviar mensajes de solidaridad, cariño, y humor somarda desde sus redes sociales y a través de todos sus contactos de teléfono móvil. Sus canciones reivindicativas, sus temas que levantaban el ánimo o recordaban la nostalgia de su tierra turolense llenaron los balcones durante el confinamiento. El destino quiso que este maldito virus lo atropellase desprevenido, llevándoselo en uno de sus mejores momentos vitales, a los 73 años. Él decía que estaba viviendo su segunda juventud y que el cariño que la gente le estaba devolviendo le llenaba de vitalidad.

El Gobierno de Aragón le entregó el año pasado la Medalla al Mérito Cultural el año pasado y él no dudó en realizar un discurso centrado en la defensa del medio rural turolense y de su tierra, dedicando el tema «De Teruel no es cualquiera» a las familias de los asesinados por Norbert Feher. «Si prescindimos del tesoro cultural y artístico, seremos pocos y además, miserables. La ausencia de cultura provoca desolación, retroceso y miseria». Sus reflexiones, siempre desde la humildad, golpeaban con dureza, pero también sus bromas y buen humor. Todos aquellos que lo han conocido, todos aquellos que lo han seguido durante su trayectoria y quienes se quedaron con ganas de saber más de él en esta última etapa de su vida lloran su muerte con pesar. En su pueblo, Alloza, donde descansarán sus restos, ayer las campanas bandearon en su nombre. Cabe esperar que su tierra bajoaragonesa, con la que su compromiso fue férreo y constante, le rinda un homenaje mayor para que sea recordado en la actualidad y en un futuro que tenía un enorme recorrido que él mismo había trazado con numerosos eventos este año y que el coronavirus nos ha arrebatado. Descanse en paz Joaquín Carbonel, bajoaragonés eterno.

Editorial