Dos mil personas ligadas al mundial de motociclismo llevan ya desde principios de semana en el Bajo Aragón Histórico, principalmente en Alcañiz. Los hoteles del territorio consumirán diferentes servicios y vivirán el Bajo Aragón durante dos semanas. Se llevarán lo vivido a sus países, esta vez con más conocimiento de causa porque van a tener varios días «libres» para poder descansar y conocer el entorno. Su «burbuja» de seguridad anticovid no les permite mucho margen, pero sin duda será una oportunidad para que conozcan algo más de nuestro entorno rural. Resulta una lástima que nuestras administraciones públicas y agentes sociales no se hayan planteado esta realidad, que abre ciertas oportunidades para el territorio. Uno nunca sabe de dónde pueden surgir los proyectos, y cada nuevo contacto es una ventana abierta al progreso. Si hablan bien o no de nuestra tierra, si mantienen un recuerdo vivo o lo silencian, si tienen voluntad de apoyarnos por, simplemente, empatía con la hospitalidad y el buen hacer es una incógnita. Resolver esta ecuación depende fundamentalmente de tener la voluntad de hacerlo. Los mundiales de motociclismo, dos este año, se han mantenido con una importante inversión y además a uno de ellos se le ha dado el nombre de Teruel para revalorizar la provincia y situarla en el mundo. Sin embargo, la llegada de los mundiales apenas ha tenido eco en Aragón. La frialdad de la falta de público complica la situación, pero no por eso la hace imposible. No se ha realizado ninguna rueda de prensa de presentación, ni siquiera se ha pensado en un preevento en el que los pilotos pudiesen realizar un guiño al territorio promocionando los productos de la tierra. Precisamente cuando buena parte de la estrategia autonómica está reforzando al sector agroalimentario, bien podría haberse tenido en cuenta que estamos en plena campaña del melocotón D.O. o, porqué no, recordando que ayer precisamente era el día internacional de la mujer rural, qué mejor lugar y voz mundial para hacer este tipo de guiños. Hemos visto a los pilotos cortar jamón, tocar el tambor, correr por nuestros montes, recorrer el antiguo trazado del circuito urbano Guadalope… Ha sido una década de sinergias constantes y estrategias que permitían implicar al territorio, reforzar su valor más allá de nuestras fronteras y traspasar lo deportivo. La gerencia de Motorland debe plantearse este tipo de cuestiones, porque el covid no debería ser el argumento para no avanzar. Esta es una situación previa, de hecho. La desconexión de la gerencia con la ciudad, sus empresas, y trabajadores es manifiesta y supone un perjuicio importante para un proyecto construido desde el arraigo.

Los retos por delante son tremendos. Los definen bien en las páginas de La COMARCA hoy el CEO de Dorna, Carmelo Ezpeleta; el presidente de Motorland, Arturo Aliaga; y el alcalde de Alcañiz, Ignacio Urquizu. Establecer sinergias entre la ciudad y el circuito; facilitar la llegada de empresas a Technopark; mejorar la marca Aragón ligada al motor, la innovación y la calidad rural; así como renovar el contrato para seguir compitiendo en los próximos grandes premios (que serán rotatorios en España cada dos años) son los principales. Estos dos GP son un disfrute para los aficionados, pero deberían ser días de mucho trabajo para agentes sociales y políticos.

Editorial