El Bajo Aragón Histórico es un espacio territorial cuyo dinamismo económico y social lo convierten en uno de los entornos aragoneses de mayor personalidad propia. Sin embargo, la falta de inversiones de calidad y las lícitas aspiraciones para tener un futuro en el que la capacidad de progreso de este territorio fuese acorde a su potencial han lastrado en los últimos años un espacio de crecimiento que podría haber sido mayor. Son muchos los ámbitos que mejorar, desde las conexiones por carretera hasta la capacidad logística, los regadíos o la digitalización. En esta lista del «debe» la educación en esta tierra cuna de humanistas ha sido también importante. No han faltado proyectos y reivindicaciones para instalar enseñanzas universitarias en Alcañiz, sin embargo se han visto ralentizados por trabas burocráticas, prioridades mayores en la jerarquía institucional o falta de liderazgo político. El hecho de que la sensibilidad hacia el medio rural haya cambiado y existan políticas favorables hacia los proyectos vertebradores ha modificado considerablemente la capacidad de nuestros gobernantes de atraer inversiones hasta este territorio. Pero se necesita mucho más que una tendencia para atar proyectos reales y de forma inmediata. Uno de ellos se presentó el viernes y supondrá el inicio en Alcañiz de la enseñanza universitaria. Es un paso rápido en un proyecto que, sí, podría ser más ambicioso, pero probablemente no se habría materializado. La deslocalización de las enseñanzas universitarias es fundamental para facilitar el acceso a los estudios a los habitantes del medio rural. Por eso, la creación de un aula extendida de la Uned, junto a un instituto de investigación en Humanidades y Patrimonio, permitirá la formación de numerosas personas de nuestro entorno y supone la base para el desarrollo posterior de iniciativas de formación. Han sido numerosos los agentes políticos que han contribuido a remar en esta dirección, desde los diputados de Teruel Existe hasta el propio ayuntamiento de Alcañiz, que aportará una parte importante de la financiación. El compromiso de su alcalde, Ignacio Urquizu, por lograr esta iniciativa es manifiesto y fundamental para la materialización de este este primer paso. A partir de ahora, solo cabe pedir trabajo y unidad de todos los agentes sociales y políticos para consolidar esta «semilla» educativa, en cuyo fin solo cabe el progreso de nuestro territorio y todos sus habitantes.

Editorial