Estuve el pasado día 31 de marzo en la plaza de las Cortes, en Madrid, en el acto que la Revuelta de la España Vaciada efectuó con motivo del 2º aniversario de la multitudinaria y reveladora manifestación de 2019.

Había un aforo reducido a consecuencia del momento sanitario actual; aforo despoblado también, pero no por ello, menos representativo.

Lo que vi y sentí fue la existencia de una España que TIÑE de color esperanza su presente y su futuro, como lluvia fina que hace un buen tempero necesario para una buena siembra.

Son tiempos comprometidos y difíciles… como siempre fueron. Estuve y estoy con la España que TAÑE, que voltea sus campanas, clamando con rudos y tercos campanazos su dignidad y legitimidad. Lo hicieron ante unos leones que, de momento, siguen mudos y, esperemos, no sean sordos.

Sonaron dos campanas a modo de histórico tañido oscense, esperando que éstas actuales, perduren también en el tiempo y en la memoria de todos y cada uno de nosotros, seamos urbanos o rurales, no caigamos en lisonjeros y aduladores arquetipos y recabemos sentido común a una causa que es eso, común a todos.

Estuve, digo, con la España que tañe y tiñe, pero también con la España que, ya, tiene ESCAÑO y está presente en las dos Cámaras, Parlamento y Senado. Para mí, muestra la serenidad de aquél que se ha puesto en pie y está dispuesto a llegar al final de su camino, sólo o en compañía, y está dispuesto a hacerlo sin reblar, sin rendirse ni doblegarse, y lo hará mordiendo la rasmia, el tesón y la determinación, de quien sabe que no puede perder esta oportunidad porque también la perderían sus hijos. De aquél que ya está harto de cargar su maleta de ilusiones incumplidas y de promesas vacías.

Esto es lo que vi y sentí… tintes y tañidos de sentido común…tañidos históricos nos contemplan.

Tomás Salesa Edo – Teruel