La labor de los trabajadores del hospital de Alcañiz desde marzo está suponiendo un esfuerzo titánico. Hay muchos factores que están permitiendo su éxito para salvar decenas de vidas. Tenemos un centro pequeño, viejo y donde cualquier reforma implica una odisea. Sin embargo, el tremendo capital humano compensa la balanza con dos valores a destacar: vocación y compromiso. Esto ha facilitado que el hospital sea pionero en las iniciativas emprendidas para abordar la pandemia. Escuchar cómo sus principales responsables relatan el recorrido en la lucha frente al covid-19 emociona, nos hace sentirnos orgullosos y agradecidos de la labor constante de sus sanitarios. El martes estuvimos cuatro horas en el hospital tratando de entender cómo han logrado salvar esta situación que los ha tenido al borde del colapso profesional, físico, mental y emocional en varias ocasiones. Nos atendieron el director del Hospital, Pedro Isaac Bono Lamarca; la directora de Enfermería, Ángela Lara; y los responsables de medicina Preventiva; José Manuel Calderón; medicina Interna; Francisco Marcilla. «Hemos hecho del hospital una goma elástica», explicaba el director en una metáfora que resume a la perfección las tensiones vividas estos meses. El centro ha sido como un chicle que se estira, encoge, dobla y retuerce cada día en función de las necesidades. En primavera fueron los primeros en medicalizar un hotel en España. Una decisión que no fue sencilla de tomar; suscitó muchas negativas, incluidas las propias del Salud, y que salió adelante gracias al empeño mutuo, de la gerencia provincial y el respaldo del alcalde de Alcañiz según cuentan con insistencia. Y funcionó. Este otoño han podido planificar obras para tirar varias paredes y ampliar espacios que permitieron ganar habitaciones en varias plantas. Hace años ya fueron los primeros en implantar el hospital a domicilio que tanto ha facilitado la asistencia estos meses. Fue también el primer hospital regional en permitir visitas a pacientes covid.

La soledad ante la enfermedad es una constante en las palabras de todos. «No podíamos seguir tratando a la gente así. Es muy duro que te llamen llorando para ver a un familiar que probablemente va a morir y decir que no», recordaba el director. Ángela Lara perdió a su hermana hace dos semanas. «Murió sola en Barcelona, como tantas otras personas en nuestro país», relata emocionada. «Hubo un punto en que se había deshumanizado la atención. Los pacientes morían, morían y morían. Tuve crisis vocacional. El apoyo mutuo del equipo ha sido importante. Aquí tenemos al Real Madrid de la medicina», dice Marcilla emocionado. «Las medidas preventivas que tomamos fueron muy exigentes y nos costaron conflictos entre nosotros, pero han impedido muchísimos contagios de pacientes y personal», insiste Calderón. Solo tienen palabras de agradecimiento para todos, los que trabajan en el centro (desde informáticos hasta celadores) y para la gente. «La labor de las amas de casa nos salvó la vida al principio, sus batas fueron básicas para nosotras», recuerda Lara.

La elasticidad es la cualidad de recobrar la forma cuando cesa la acción de la fuerza que la deformaba. Esa goma que está siendo nuestro hospital tiene elasticidad a través de sus trabajadores. De otro modo, tan solo sería un enorme y antiguo bloque de hormigón. «Siempre digo que tenemos una tara genética y por eso seguimos adelante pase lo que pase», bromea Bono. Él debería haberse jubilado en mayo. La directora de Enfermería cumple su edad de jubilación este mismo viernes. Mañana seguirán estirando la goma. Felicidades y gracias. 

Eva Defior