Cualquier persona que ejerce una profesión se prepara antes, y durante su ejercicio, para realizarla de la mejor manera posible. Con ello, y con su buen hacer, los profesionales se ganan la confianza de sus clientes, de los que trabajan con ellos, de sus conciudadanos; a pesar de ello, su propia capacidad les hace conscientes, desde la humildad, de lo que no dominan de su disciplina (continuamente hay innovaciones) y tratan de aprenderlo e implementarlo para servir mejor a la sociedad.

En el otro extremo están los «políticos profesionales», reconocibles porque, fuera de la política, no han trabajado en nada. Ocupan todo tipo de cargos tanto de la administración central como de las autonómicas (ya los hay, incluso, en administraciones de menor nivel); también figuran como asesores (cargos a dedo bien remunerados) y en consejos de administración de empresas con participación pública. Y, por supuesto, en el Consejo de Ministros, incluida su presidencia.

En la mayoría de los casos carecen de preparación para el cargo que ocupan, pero lo asumen pensando que formar parte de un gobierno te insufla unos conocimientos y saberes que no tienes. Al fin y al cabo, piensan, su esfuerzo les cuesta: el acatamiento servil a las directrices del «líder», la mentira, la justificación de lo injustificable, asumir decisiones que rozan el disparate,… ¡Han demostrado estar preparados para todo eso!

Dan muchas ruedas de prensa en las que, con impostado rostro circunspecto, tras eludir las pocas preguntas comprometidas que les filtran, echan la culpa de todo a los ciudadanos o a otros políticos. Su salario es mucho más elevado que el de los profesionales de verdad y sus decisiones, y declaraciones, basadas en la improvisación que emana de la ignorancia, lastran la labor de los profesionales de la hostelería, del comercio, de la agricultura, de la ganadería, de la sanidad, …, de todos los profesionales y trabajadores de verdad, incluidos los propios funcionarios.

La responsabilidad individual pasa por seguir las conocidas normas higiénicas de prevención, pero debe llegar hasta la exigencia de auténticos líderes preparados y fiables, y ya comprobamos en el confinamiento quiénes eran los verdaderos profesionales que arrimaron el hombro sin desfallecer. ¡Estamos preparados! ¡Hagamos nuestro trabajo!

Luis Esteban – Ciudadanos Calanda