Es hora de reseñar cosas buenas de Caspe. Fuera del área de la propaganda municipal, creo que es necesario hacerse eco de las noticias positivas de la maltratada -por parte de la prensa- Ciudad del Compromiso. El año pasado, desgraciadamente, salimos en los periódicos varias veces por hechos luctuosos, algunos de los cuales seguirán siendo inolvidables por las terribles consecuencias de los mismos, como son la historia de Kamal y la muerte de Arturo Alcaine. Pero debemos expresar, como en las misas en latín, un «sursum corda», un «arriba los corazones» en el sentido de «arriba esos ánimos», que falta nos hacen.

Leo en La Comarca la buena marcha empresarial de Red Ganadera y su apuesta por las nuevas tecnologías energéticas a través de la empresa autóctona Elívere Solar, y creo que ambas cosas deben de ser motivo de satisfacción para todos. Veo también que se va a proceder a derribar las antiguas casas y talleres de Renfe, ya medio en ruinas e inservibles, para construir en su solar la Estación de Autobuses, que es Intermodal al hallarse junto a la de Ferrocarril, inaugurada en 1893.

Es buena cosa para Caspe y su Comarca que ambas instalaciones de transporte de viajeros estén juntas, pues es de esperar que lo potencien al hacerlo más cómodo.

Pero hay una cuestión, reclamada ya por muchos, que es que, dentro del plan de actuación en las viejas instalaciones ferroviarias se contemple la conservación, de una forma activa, de aquellos elementos que deben quedar como recuerdo del viejo ferrocarril; en especial, dentro de esta próxima actuación, el foso circular de reparación de las máquinas de vapor y una o varias naves con material ferroviario a modo de museo de Arqueología Industrial. Es algo que se ha hecho con esos y semejantes elementos de las antiguas tecnologías en varias ciudades y pueblos, y que debe hacerse en Caspe, y más teniendo en cuenta que conserva varios de ellos, como son el citado foso, los viejos depósitos de agua y alguna de las grúas de carga. La Arqueología Industrial es una disciplina totalmente reconocida hoy día en las universidades, en las que da pie a trabajos y tesis doctorales. Que muchos sean insensibles -e incluso desconozcan esa disciplina- no quiere decir que no exista ni sea de interés. En Caspe ya se ha destruido demasiado patrimonio histórico de una u otra época. Frente a la Estación, precisamente, tenemos el Convento de Santo Domingo como ejemplo de lo que no debería haberse hecho en los años 70. No cometamos ahora en el 2020 la misma fechoría en las viejas instalaciones y elementos de la Estación.

La Intermodal y un parque o museo ferroviario no deberían ser excluyentes, sino ir de la mano en el avance hacia un mejor futuro para Caspe.

Alejo Lorén