Hay cosas que están de moda, como la de dedicar cada día del año a algo o a alguien, o el escoger entre las palabras una sola por alguna razón. Al comenzar el año dediqué una columna a Emoji, palabra escogida como «del año».

Me quiero sumar ahora a esta práctica, pero eligiendo la más fea, que sin lugar a dudas será un neologismo del inglés. Se usan por personas que manejan en su trabajo ese idioma, pero sin que haya razones para ello puesto que hay sinónimos castellanos, de uso habitual, que proporcionarían a lo que se quiere decir matices que el uso del elegido término foráneo no da.

Para mi el neologismo más feo, y por otra parte más invasor, es ‘implementar’. Se usó primero (creo) en el espurio campo de la informática. Viene del inglés «implement» (acción de llenar) y éste del latín tardío «implementum» del que hay restos, con ese significado, en el vocabulario español de arquitectura en las palabras ‘plementería’ y ‘plemento’. A su vez el diccionario de la RAE incorpora la palabra ‘implemento’ con el significado de «utensilio, herramienta o instrumento». Y, desde hace unos años dado el uso que se hace de tal neologismo a través de la informática, se admitió ‘implementar’ como verbo: tr. Poner en funcionamiento o aplicar métodos, medidas, etc., para llevar algo a cabo».

Lo utilizan, sobre todo, informáticos, políticos, economistas o sociólogos; recogido luego con docilidad por los medios de comunicación, que lo difunden. Los profesionales de esas materias citadas son los que «implementan programas o rutinas», «implementan» leyes, «implementan» planes, «implementan» acuerdos, «implementan» gastos, «implementan» presupuestos, etc. Pero bien podrían decir, y matizarían mejor, como bien se deduce de la definición de la RAE: «aplicar o llevar a cabo programas o leyes», «poner en marcha o concretar planes», «ejecutar o realizar aplicaciones o acuerdos», «desarrollar o ejecutar presupuestos, rutinas o leyes», etc. Pero no, es mejor (suena más técnico, vamos) usar ésa palabra exótica, comodín, que es la malsonante ‘implementar’.

A mí, al menos, me suena fatal. Será porque tiene una rotunda estructura vocálica que en inglés se suaviza al pronunciar, cosa que al usarla en español no ocurre.

Aumentemos nuestro amor, cuidado y buen uso del idioma, y dejemos de ser cómodos y rutinarios papanatas a la hora de escoger los términos que usamos. Es una de las infinitas buenas cosas que me hubieran gustado para este infausto 2020 que vamos pronto a mediar, y que, sin embargo, nos ha traído a una Ministra Portavoz que, con la excusa de ser de Andalucía, machaca el idioma con sus exhaustivos ‘implementos’ y sus ‘aos’. De todas formas, tanto a ella como al resto del Gobierno, y por lo que a todos nos atañe, les deseo acierten en todo lo que implementen.

Alejo Lorén