Cuando se constituyó el Reino de Aragón se empezaron a escribir unas cartas, unos Fueros para dirigir a las ciudades y a sus habitantes. Los escribían los reyes o los escribientes que tenían a su cargo. El pueblo, no sabía escribir.

En 1.063/1.077 se escribió el Fuero de Jaca, es el primer escrito que se hizo en la primera capital del Reino de Aragón e, incluso hoy, al leerlo, muchas de esas palabras las podemos entender los que hablamos chapurriau. Ese Fuero es un reflejo escrito de lo que hablaban entonces. Ese es uno de nuestros antepasados lingüísticos.

En aquellos tiempos no existía la configuración de Cataluña, ni el catalán era una lengua oficial. Que nadie os engañe. El chapurriau desciende de allí, de una lengua aragonesa que ya se hablaba en el s. XI. Los que hablamos chapurriau no somos de ninguna franja y, mucho menos, la quinta provincia de Cataluña. Nosotros somos aragoneses y hablamos una modalidad de lengua aragonesa que en esta zona la llamamos chapurriau.

Nuestros antepasados nos miran preocupados y hasta enfadados porque ven que todo lo que nos dejaron se está perdiendo, nuestros pueblos se están vaciando, las casas se están cerrando… Pero tienen una tristeza más, y es que intuyen también que vamos a perder lo que ellos nos transmitieron con tanto cariño y a ellos, sus abuelos. Eso que no les deja descansar en paz es que vamos a perder nuestra manera de hablar, nuestro chapurriau. Se dan cuenta que estamos dejando que nos lo roben porque les parece que todo nos da igual, que nos hemos vendido, que nos sentimos impotentes. Y esto no puede ser. Tenemos la obligación de luchar y defender lo que es nuestro, y el chapurriau, modalidad del Aragonés Oriental y del Reino de Aragón, es nuestro.
Desde el cielo, están moviendo las nubes, nos están mandando señales para que estemos alerta. Cuando llueve, nos mandan su mensaje, nos están diciendo que no permitamos que nos cambien nuestras palabras, que nos demos cuenta de lo bonito que es cuando un enamorado le dice a su pareja «te vull». Esta expresión no tiene nada que ver con «t´estimo» en catalán. Ese «te vull» nos sale de dentro, es para los que hablamos chapurriau una de las oraciones más bonitas y encierra todo un mundo de amor y de sensaciones. El «t´estimo» que nos quieren imponer no nos dice nada. Y así ocurrirá con muchas de nuestras palabras, con muchas de nuestras expresiones y peculiaridades. Se estandarizará y cambiará nuestro vocabulario, perderá su esencia.
Qué triste será cuando la historia pase cuentas y diga que «mandando este señor/señora, se impuso el catalán y se perdió el chapurriau». Y que nuestros nietos, biznietos, al pasar por nuestra tierra (suponiendo que aún sea aragonesa), digan que un día… en tiempo de mis abuelos, bisabuelos… se hablaba una lengua olvidada que la llamaban chapurriau.

No les podemos hacer esta jugada a nuestros antepasados. Respetemos nuestra manera de hablar y hagamos una piña los que ahora vivimos, por los que vendrán y por los que se fueron. Que no nos lo roben.
Paso a paso haremos camino.

Mª José Gascón

EL MUNDO DEL CHAPURRIAU chapurriauvivo@gmail.com