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El crecimiento y evolución de la calidad de vida de nuestros municipios se enfrenta a numerosos hándicaps a diario, sin embargo, son incontables las personas que trabajan para contrarrestarlos, desde el ámbito empresarial hasta la política local. El éxito de los proyectos de empleo actuales, que no son numerosos pero sí destacables, cuenta en sus espaldas con factores que unen sin duda un importante empeño de numerosos implicados. No son cuestión de suerte, ni mucho menos. Es el caso de nuestras cooperativas agroalimentarias, Arco Iris, empresas como Prenavisa, Gres de Aragón, Samca, o el propio Balneario de Ariño. En el haber, tenemos todavía imperiosas necesidades de impulso, cuya inversión todavía no se ha rentabilizado, como es el caso de Technopark. Sin embargo, el trabajo para trabajar esta «suerte» ha sido muy escaso teniendo en cuenta las grandes posibilidades comerciales y sinergias que nuestra comunidad puede establecer con el mundo del motor, una industria que representa casi el 5% del PIB de Aragón. No se ha mirado hacia el parque tecnológico de Alcañiz ni desde Teruel ni desde Zaragoza. Esa mirada, por tanto, debe venir ligada al propio territorio, a las alcaldías locales, que sin duda son las que mayor voluntad tienen de lograr éxitos para su tierra. Que nuestros alcaldes cuenten con esa capacidad y una buena agenda para establecer contactos que pueden convertirse en proyectos de empleo, es fundamental. Un claro ejemplo se vivió ayer en Calanda, donde el embajador de Taiwán hizo una parada técica dentro de su viaje por España. Se mostró realmente interesado por la agroindustria local. Ese viaje, facilitado por el alcalde calandino a raíz de su labor como diputado en el Congreso, es con toda probabilidad una de las mayores ventanas de oportunidad que se ha abierto recientemente en el territorio. Un simple guiño taiwanés podría dar la vuelta a toda la economía bajoragonesa. Sucederá o no, pero sin duda en caso de lograr cerrar algún acuerdo no será producto de una carambola, sino de una suerte más que trabajada que ha de aplicarse de forma mucho más profunda en nuestros municipios. Cada alcalde y concejal, especialmente los que tienen responsabilidades en Madrid y Zaragoza, han de ser esas autopistas de las que carecemos y ejercer su papel de influencia de manera incansable para que nuestros territorios ganen ventajas competitivas.