En el tema de la limpieza de los ríos, igual que en otras cuestiones, ni todo es negro, ni todo es blanco. Por lo cual no se puede generalizar, cada río tiene sus peculiaridades.

En primer lugar, queremos comentar que existen colectivos que defienden la vegetación en el cauce de los ríos, porque dicen que lámina las crecidas de los mismos en caso de riada, la realidad es que en la mayoría de los ríos no es así, la vegetación en el cauce no reduce la riada.

Respecto al hecho de que la vegetación en el cauce hace que el agua vaya más despacio, cabría comentar dos puntos:

Primero, la vegetación acuática no leñosa, formada principalmente por mastuerzos, aneas y otras hierbas, no ofrece apenas resistencia ante una crecida y el agua la arrancará y se la llevará flotando.

Segundo, colonizando las ramblas, se encuentran: zarzas, cañas, sargas, chopos, sauces, ailantos, etc. Este tipo de vegetación leñosa, ofrece resistencia al agua frenándola y reteniendo parte de las plantas acuáticas que pueda transportar, quedando agarradas en sus troncos y ramas. A su vez, este tipo de vegetación, también retienen parte de las gravas y arenas que lleva la riada, acumulándose y haciendo subir el nivel de las ramblas y el desnivel transversal del cauce.

Por otro lado, según la magnitud de la riada y si a su paso encuentra vegetación leñosa, esta arrancará parte de la misma y se la llevará la corriente, hasta que encuentre un lugar favorable para formar acumulaciones. Estas acumulaciones obstaculizan el paso del agua y en ocasiones son las que provocan graves daños en orillas, infraestructuras y en núcleos urbanos.

Pese a la espectacular riada del año 1957, que es la más antigua y grande de la que se tienen fotografías, en la cual el agua pasó por encima del puente de hierro llevándose sus barandillas, los daños en las orillas y en el pueblo de Valderrobres, en proporción fueron menores que los de la riada del año 2000,(que fue una cuarta parte menor que aquella) y de otras menores que se han sucedido desde entonces.

Este hecho, probablemente fue propiciado por el estado en que se encontraba el cauce del río Matarraña, previo a la riada del año 1957, cauce libre de vegetación leñosa, ramblas llanas y limpias sin obstáculos que dificultaran el paso del agua, como acreditan las fotografías anteriores a la gran riada.

Quiera el destino, que cuando vuelva a producirse una gran riada en el río Matarraña a su paso por el término municipal de la capital del Matarraña encuentre el cauce limpio de vegetación leñosa y de acumulaciones de gravas.

De continuar con la tendencia actual de obstrucción del cauce por vegetación leñosa y gravas, el río Matarraña representa un gran riesgo para sus orillas y en especial para el núcleo urbano del pueblo de Valderrobres.

Llegados a este punto estamos en disposición de responder a la pregunta que titula este escrito.

¿Hay que limpiar el cauce de los ríos de vegetación leñosa y acumulaciones de gravas, si la situación lo requiere? Sí.

Por todo lo expuesto anteriormente, la limpieza y recuperación del cauce del río Matarraña a su paso por el término municipal de Valderrobres se hace necesaria y urgente puesto que de no acometerse, las consecuencias ya previstas van a ser catastróficas.

Antonio Segura – Pte. ASOCIACIÓN REPAVALDE VALDERROBRES